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Potencia salvaje
Siendo un todoterreno de corte clásico en todos los sentidos, el Clase G se comporta como se han comportado muchos a lo largo de la historia de la automoción: un buen comportamiento en ciudad e incluso un buen manejo por carreteras, pero que a la hora de afrontar curvas tiene un balanceo de la carrocería acusado. Eso sí, al ser un todoterreno más corto que otros rivales por ciudad su manejo no es del todo malo, con una suspensión blanda que absorbe bien los baches y desniveles.
Su punto fuerte reside fuera del asfalto, pues tanto su suspensión blanda y alta como su altura respecto al suelo, junto a una potencia bastante generosa, hace que sea fácil atravesar montañas sin mayores problemas – hay que recordar que los motores también se han ido modernizando, llegando a tener nuevos tope de gama en 2016. Por autovías y autopistas tampoco resulta ser un coche incómodo, lo cual juega a su favor a la hora de hacer viajes de distancia considerable.
Por desgracia, este coche también tiene otro punto débil: el consumo. La versión más económica gasolina supera la cifra media homologada de 11 litros a los cien, por lo que esta bestia sedienta necesita parar en las gasolineras más veces que otros rivales. Esto hace que sea bastante caro de mantener con respecto a sus rivales.
A nivel de potencia, al Clase G no le faltan caballos – en total cuenta con dos motores gasolina y un diesel, sin opción a motores eléctricos o variantes híbridas en un coche. Todas ellas se caracterizan por tener bastante fuerza, pero también por tener un consumo de combustible bastante elevado debido en buena parte al peso en conjunto, además de tener una aerodinámica que no favorece mucho.
El primer motor es el 4.0 V8 turbo que monta el G 500, una bestia de 415 caballos capaz de hacer el 0 a 100 en apenas 5,9 segundos. Ahora bien, el otro motor es aún más bestia, tanto que deja al G 500 a la sombra: el G 63 AMG eleva la potencia hasta unos dementes 571 caballos, siendo capaz de acelerar de 0 a 100 en 5,4 segundos. El G 65 AMG lleva todo el conjunto al extremo, con 630 caballos y 1.000 Nm de par motor provenientes de un V12 6.0 turbo. Casi nada.
El único motor diesel para el Clase G es un motor que también aparece en otros todoterrenos de la marca alemana: el 3.0 V6 turbodiésel, siendo lo que se esconde bajo el capó del G 350 d. Este propulsor cuenta con 245 caballos de potencia y, como los motores de gasolina, lleva un cambio automático – en este caso es el de siete velocidades 7G-Tronic.