Un comportamiento más dinámico y divertido
El nuevo Mercedes-Benz GLE Coupe se puede elegir con dos motores diésel y uno de gasolina, aunque más adelante llegará una variante híbrida enchufable, compuesta por un motor diésel y otro eléctrico, con una autonomía de 100 kilómetros. En todos los casos, la tracción es total y el cambio automático de convertidor de par y nueve relaciones también es de serie.
El único motor de gasolina de la gama corresponde al GLE Coupe 53 AMG 4Matic+. Se trata de un bloque de 3.0 litros y seis cilindros en línea, turboalimentado mediante un compresor tradicional y otro eléctrico, con una potencia de 435 caballos y 520 Nm. Acelera de 0 a 100 km/h en 5,3 segundos y declara un consumo medio de 9,3 litros y unas emisiones de 212 gr/km, según el ciclo NEDC.
Este propulsor va asociado a un sistema eléctrico de 48 voltios llamado EQ Boost, que alimenta a un motor eléctrico que actúa como motor de arranque y generador. Además, el sistema alimenta también al compresor eléctrico. Gracias a esta tecnología, esta versión del GLE Coupe lleva etiqueta ECO de la DGT.
La gama diésel queda representada por un motor 2.9 de seis cilindros en línea, turboalimentado, con 272 y 330 caballos. El primero, el GLE Coupe 350d 4Matic, entrega 600 Nm de par y homologa un consumo medio de 6,9 litros y 182 gr/km de emisiones. El más potente, GLE Coupe 4Matic 400d, tiene 700 Nm de par y declara 6,9 litros de consumo medio y 183 gr/km de CO2, según el ciclo NEDC.
El Mercedes-Benz GLE Coupe deriva del GLE normal, pero los ingenieros alemanes han ajustado el chasis para imprimirle un tacto más deportivo. Dista mucho de ser un SUV deportivo y no ofrece el mismo comportamiento que un BMW X6 o un Porsche Cayenne Coupe, pero sí se nota más dinámico que el GLE. Para lograrlo, las suspensiones tienen un ajuste un poco más duro y cuenta con una dirección un poco más directa.
Aun así, es un coche que prioriza el confort sobre la deportividad y es un gran aliado para hacer largos viajes. Opcionalmente, se puede elegir dos tipos de suspensiones neumáticas, la Airmatic y la más sofisticada E-ACTIVE BODY CONTROL. Esta última, además de ser neumática, ajusta de manera independiente cada amortiguador y dispone de una función que estudia el estado de la carretera y prepara las suspensiones antes de pasar por un bache.
En todas las versiones, el cambio es automático de nueve relaciones, pero la versión de gasolina AMG equipa una transmisión AMG SPEEDSHIFT TCT, también de nueve relaciones, pero tiene una respuesta más inmediata y, además, cambia en función del modo de conducción seleccionado. En el modo Sport+, el funcionamiento es mucho más rápido y brusco en el los demás.