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Habitáculo duradero
Siendo un coche fabricado ‘a la antigua usanza’, es normal esperar un coche que no sea tan cómodo como los actuales, pero siendo un Mercedes-Benz es lógico también ver cómo no se ha descuidado en absoluto la calidad de los materiales. Es muy poco ergonómico comparado, por ejemplo, con los GLC, GLE o GLS que le acompañan hoy día en la oferta de todoterrenos de la marca germana, pero no cabe duda de que los materiales son capaces de aguantar el paso de los años.
El apartado de la tecnología no se ha dejado de lado, con una pantalla táctil que sobresale del salpicadero como si fuera una tablet apoyada sobre él de la misma manera que ocurre en el Clase A o el GLA. La consola central presenta un diseño rectangular, tanto en su forma como en la disposición de los botones que accionan la radio, el aire acondicionado u otros elementos.
Al ser un diseño que apenas se ha cambiado en casi cuatro décadas, ha pasado de ser un todoterreno que antes se podría considerar grande al más pequeño dentro de su clase. Aunque hay espacio por sus dimensiones, lo cierto es que de haberse aumentado su anchura aunque fuera en unos pocos centímetros habría más espacio para los hombros de los que viajan en la fila de asientos trasera.
Con un diseño tan arcaico comparado con sus rivales, es lógico que sea de los que menor maletero tienen en la actualidad con 480 litros cúbicos, frente a los 650 litros del Jaguar F-Pace, los 621 litros del Toyota Land Cruiser, los 605 litros del Kia Sorento o los 680 litros del SsangYong Rexton. Pese a ello, no se queda muy atrás del Jeep Wrangler Unlimited (498 litros) o el Porsche Macan (500 litros).