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Cambio en el tope de gama
Pese a que se trata de un coche compacto, descapotable y ligero, lo cierto es que Mercedes-Benz nunca ha pretendido que sea un coche deportivo como tal, sino que siempre se ha orientado más a una conducción cómoda. Por tanto, en ese sentido no consigue transmitir las mismas sensaciones al volante que el 718 Boxster puesto que nunca ha sido su cometido en ningún momento.
En principio es un coche con el que viajar sin pretensiones de tomar curvas a gran velocidad, puesto que los amortiguadores no son muy rígidos – eso sí, para eso tiene diferentes modos de conducción que pueden regular la dureza de los amortiguadores. Además, buena parte de peso del coche está centrado en la parte delantera (donde está situado el motor, sin ir más lejos), por lo que si se fuerza puede tender al subviraje. No es el descapotable más ágil del mercado.
La manera en la que gira es precisa, pero no transmite mucho al conductor, mientras que la carrocería tiende a balancearse si empieza a acercarse al límite. Eso sí, en general es un coche cómodo y el techo de metal hace que en carreteras extraurbanas sea un coche bastante refinado, además de que incluso sin capota es capaz de resguardar a sus ocupantes.
En España se ofertan hasta tres motores diferentes, dos de ellos gasolina y uno de ellos diesel. En otras partes de Europa está también disponible el SLC 300, un modelo que se coloca a nivel medio entre el SLC 200 y el tope de gama con 241 caballos. En general, el SLC ha perdido potencia con respecto al SLK puesto que ha optado por motores más ligeros.
El motor más básico que se ofrece en la gama del Clase SLC es el del SLC 200, un modelo de entrada que cuenta con 181 caballos y una caja de cambios manual de seis marchas de serie – el único de toda la gama que ofrece este cambio. En el otro espectro, el AMG SLC 43 es capaz de alcanzar los 367 caballos provenientes de un motor V6 3.0 Biturbo, aunque son menos caballos que los que tenía el SLK 55 AMG con su V8 5.5. Tiene cambio automático de nueve marchas de serie.
El único motor diesel que ofrece Mercedes-Benz para este coche es el SLC, 250 d, un cuatro cilindros de 204 caballos. Teniendo en cuenta que es capaz de pasar de 0 a 100 en 6,6 segundos y que tiene el consumo de combustible más reducido (entre 4,4 y 4,7 litros según cifras oficiales) puede ser una compra inteligente.