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Un V8 como única opción
A la hora de preparar el manejo de este coche se ha optado por la comodidad ya que de entrada tiene un peso bastante elevado – superior a las dos toneladas de peso tanto en este coche como en el GranTurismo – por lo que es difícil hacer que sea un coche con reacciones precisas para la conducción pura. Al retirarse el techo, también se ha vuelto un coche menos rígido, por lo que ha perdido un poco más de precisión a la hora de tomar curvas.
Para circular en terreno urbano este coche se las apaña ya que la suspensión se ha adecuado de manera expresa para ello de manera que sea lo más cómodo posible, pues se ha pensado sobre todo para llevarlo en ciudad. Los amortiguadores se pueden configurar en modo Sport para que sean algo más duros sin llegar a perder la comodidad – es aquí cuando utiliza la amortiguación electrónica Skyhook de Maserati, gracias a la cual puede notarse el refinamiento de este coche.
Aunque no tenga tanta precisión como un Ferrari o un Lamborghini, la dirección tiene su peso y transmite un buen feeling, lo cual es una buena señal. Por tanto, el peso y el comportamiento del chasis hace que no sea un coche para llevarlo al límite, pero sí para pasear con elegancia a un buen ritmo.
Maserati se ha mantenido fiel a sus principios y ha dejado un motor gasolina como única opción para el GranCabrio: el motor escogido es un V8 atmosférico que recuerda que se trata de un modelo de la vieja guardia, aunque no deja de ser bastante potente y refinado. Las prestaciones varían de manera sutil en función de si se escoge el GranCabrio Sport o el GranCabrio MC, la variante inspirada en los modelos de competición de la marca del tridente.
El propulsor V8 tiene una cilindrada de 4.7 litros y cuenta con una potencia de 460 caballos y 520 Nm en las dos versiones – toda esta potencia se envía a las ruedas traseras. La versión Sport acelera de 0 a 100 en cinco segundos y alcanza los 288 kilómetros por hora mientras que la versión MC pasa de 0 a 100 en 4,9 segundos, teniendo una velocidad punta de 291 kilómetros por hora según cifras oficiales.
Este propulsor va acoplado a un cambio automático de seis marchas como única opción disponible, tanto en el modelo de 2018 como en la versión anterior. La desventaja de utilizar un motor atmosférico es el consumo que presenta, con un ciclo medio homologado de 14,5 litros a los cien.