IVA incluido Servicio en concesionarios oficiales Impuesto de circulación incluido Garantía incluida a nivel nacional Incluye matriculación
Dos opciones gasolina
Aquí es donde se sabe desde un principio que el MX-5 2018 no va a fallar: en las sensaciones de conducción al volante, pues es para esto para lo que se ha hecho, para disfrutar a los mandos de una máquina difícil de igualar. Gracias a su poco peso, el control de las suspensiones, el comportamiento de la dirección y su relación con el motor y la caja de cambios (uno de los puntos fuertes de los Mazda actuales) hacen que sea toda una gozada en marcha.
Si hay algo que apunta el medio británico Top Gear que se podría mejorar es que la dirección podría tener algo más de feeling, pero aún así el comportamiento del chasis es capaz de suplir problemas de ese tipo. La marcha está muy refinada y, para resumir, casi cada acción que se ejecuta en carreteras – incluso las más complicadas que uno se pueda encontrar – sea mucho más disfrutable que en el resto de coches de la mayoría de concesionarios.
Una pega del coche es que el plegado y desplegado de la capota ha de realizarse de manera manual, en lugar de tener un botón como han tenido otros descapotables en el mercado – incluso el ya desaparecido Honda S2000 lo tenía en la década pasada.
Otro punto débil es el ruido del propio viento, el cual se hace mucho más fuerte a partir de que se pasa de 90 kilómetros por hora.
Como ya ha ocurrido en otras generaciones del MX-5, Mazda se ha limitado a ofrecer su vehículo estrella con dos motorizaciones diferentes, ambas gasolina. Destaca sobre todo que sean propulsores gasolina de alta cilindrada, mostrando que Mazda ha decidido no dejarse llevar por la corriente del downsizing (utilizar motores turbo de menor cilindrada que ofrezcan una potencia similar a cambio de prestaciones de motor turbo y menores cifras de consumo de combustible).
La oferta del MX-5 2018 comienza con el 1.5 Skyactiv-G, un atmosférico gasolina de 130 caballos que sirve de modelo de entrada y recuerda a los MX-5 de otras generaciones tanto por su simpleza como por la propia potencia que tiene. Ahora bien, la manera en la que sube de vueltas, la manera en la que suena y la manera en la que trabaja en la carretera con el chasis le da un feeling único, algo que ni siquiera Fiat ha podido replicar con el 124 basándose en el mismo chasis (el 124 usa un motor turbo).
Por otro lado, Mazda cuenta también con el 2.0 de 160 caballos, que de inmediato muestra tener más brío que el 1.5 sin que tenga un consumo mucho más alto (6,8 a los 100 el 1.5 y 7,4 el 2.0, según Kilómetro 77). Lo que sí se ha conseguido es hacer que el motor tope de gama sea mucho más refinado que el de la anterior generación, reduciendo mucho las vibraciones y le es más fácil llegar al corte de inyección (que llega a las 6.800 revoluciones por minuto).