El monovolumen del punto medio
El Volkswagen Touran se sitúa entre los vehículos medianos de la flota actual de la marca alemana, siendo más larga que el Caddy pero mucho más corta y compacta que diferentes furgonetas de la marca como el Caddy Maxi o las diferentes variantes de la Transporter: Multivan, California o Caravelle. El Touran compite en el mercado contra otros monovolúmenes como el Ford Grand C-Max, los Citroën C4 Picasso y C4 Grand Picasso, la nueva y radical Renault Scénic o el Opel Zafira, entre otros.
El diseño exterior del Touran no busca arriesgar de ninguna manera: coge las trazas actuales del Grupo Volkswagen y las formas derivadas de la plataforma MQB y las adapta al tamaño de un monovolumen medio. De modo que por delante tiene un frontal similar al Tiguan, al Golf o a otros modelos (aunque, si se compara con el Tiguan o el Golf, es algo menos afilado) y más o menos lo mismo puede decirse del diseño de la parte trasera, buscando siempre ser un vehículo práctico y espacioso.
Esta tercera generación del Touran, que sustituye a la segunda generación que apareció en los concesionarios de la marca alemana en 2011, es trece centímetros más larga que su antecesora, aunque esto no se traslada en un mayor espacio interior para las piernas o las rodillas. Eso sí, donde sí gana espacio con respecto al modelo anterior y frente a sus rivales de su segmento es en la capacidad de maletero, entre otras ventajas.
De serie viene con siete plazas – hasta la tercera fila de asientos se puede usar con comodidad – aunque se oferta una variante de cinco plazas como opción sin coste adicional, al contrario que otros vehículos del mercado. No es el Volkswagen más divertido al volante, pero sí es uno que garantiza espacio y practicabilidad.