Un monovolumen que logra reinventarse
El Zafira es un monovolumen que ha sabido mantenerse y mejorar desde su primera incursión en el mercado en 1999. Durante la mitad de 2016 ha recibido una serie de actualizaciones en su tercera generación, incluyendo un facelift y mejoras que se centran sobre todo en el interior, punto en el que es necesario que se desenvuelva con soltura un monovolumen.
Para empezar, por delante cuenta desde el pasado mes de septiembre con un morro similar al del Astra, con los faros en forma de doble ala y una parrilla frontal que consigue darle un toque deportivo y atractivo. Ahora bien, a cambio se ha desechado los característicos faros con forma de boomerang con los que contaba al principio de su tercera generación, los que les distanciaron de los diseños más convencionales de las dos primeras encarnaciones.
Por detrás también ha sido revisado, aunque los cambios son menos pronunciados que en la parte delantera. En el aspecto de infoentretenimiento también se observan actualizaciones, con dos sistemas IntelliLink disponibles. El más básico incluye conectividad tanto para dispositivos iPhone como para Smartphones con sistema operativo Android, mientras que el segundo añade navegador al repertorio, disponible con una pantalla táctil de siete pulgadas.
Como todos los modelos actuales de Opel, el Zafira incluye el sistema OnStar que aúna infoentretenimiento, información del tráfico en tiempo real y asistencia inmediata en caso de accidente. Otros elementos tecnológicos a tener en cuenta son la cámara frontal Opel Eye, los faros LED de iluminación adaptativa y el chasis electromecánico y la suspensión adaptativa FlexRide, como destaca el medio Autofácil.
Con una capacidad para hasta siete pasajeros, el Zafira se encuentra en la posición de mercado para pelear con diversos monovolúmenes como los C-Max o S-Max de Ford o el Renault Scénic. Se trata de uno de los vehículos más largos dentro de su segmento, así como el más ancho.