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El 1.0 VVT como único protagonista
Toyota se ha encargado de la transmisión y el chasis tanto en el Aygo como en el 108 y el C1, siendo un conjunto dedicado a la marcha cómoda con una suspensión blanda pensada para circular más que para conducir pisando a fondo el acelerador. Aún así, su peso en vacío de 840 kilogramos y la rapidez de la dirección asistida electrónica hacen que pueda resultar un coche divertido de conducir.
Aunque tenga unos reglajes para una conducción cómoda más que una configuración rígida para exprimirse en curvas, ya en carreteras secundarias se notan las vibraciones – hay que recordar que es un coche ligero y que la suspensión delantera es la misma que la del Aygo anterior. Pese a todo es un coche que resulta fácil de conducir y los frenos responden con fuerza, facilitándose su tarea de nuevo a que tienen que detener un peso casi cien kilogramos menos que el up! de Volkswagen.
El punto débil está en el motor: en lugar de optar por un 1.2 como ofrecen Peugeot o Citroën, el Aygo ha continuado con el mismo 1.0 VVT tricilíndrico de 69 caballos – aunque mejorando su funcionamiento para reducir la fricción en sus componentes. Este propulsor resulta lento más allá de velocidades urbanas y las marchas, aunque están configuradas para optimizar el consumo de combustible, resultan muy largas para la fuerza que tiene el urbano nipón.
La oferta de motores para el Aygo se resume en el 1.0 VVT de tres cilindros y 69 caballos de potencia, el mismo con el que ya contaba en el modelo lanzado al mercado en 2005. Toyota ha refinado este propulsor atmosférico para que se reduzca el consumo medio homologado (de 4,3 a 4,1 litros a los cien, según asegura la propia marca) y unas emisiones de CO2 de 95 g/km en lugar de 99 como antes.
La desventaja de ser atmosférico y con tan poca potencia es que para que comience a tener fuerza necesita colocarse al menos en las 4.300 revoluciones por minuto (en las marchas iniciales tiene algo de fuerza, algo conveniente en zonas urbanas), según comenta el medio Car Magazine. Para entonces lo que ocurre es que el consumo medio se eleva hasta acercarse a los cinco litros a los cien, aunque tampoco es una cifra alarmante.
El motor cuenta con algunas características de interés como sistema Stop & Start, recirculación de los gases de escape, una baja fricción y algo más de par que la versión de par. Además de la caja de cambios manual, Toyota ofrece también la variante manual automatizada X-Shift – es uno de los pocos Toyota del mercado que no cuenta ni con variante híbrida (puesto que no cuenta con mucho espacio y el peso extra de las baterías afectaría al comportamiento) ni la transmisión CVT.