Suavidad y confort de marcha
Como todos los modelos de Toyota, el Camry está equipado con un sistema de propulsión híbrido de 218 caballos, asociado a una caja de cambios CVT de variador continuo, que manda toda la potencia al eje delantero. El Toyota Camry incluye la etiqueta ECO de la DGT.
Está compuesto por un motor de gasolina de cuatro cilindros y 2.5 litros, de 177 caballos junto con otro eléctrico de 88 kW. La potencia conjunta es de 218 caballos, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos y declarar un consumo mixto de 5,3 litros, según el ciclo WLTP.
El Toyota Camry está concebido como una berlina para ser llevado, más que para conducir. Es un coche que, donde más se disfruta de sus virtudes, es en las plazas traseras, por lo cómodo que se viaja. Está bien insonorizado y tiene unas suspensiones blandas que aportan un gran nivel de confort de marcha.
Aunque las suspensiones tienen un ajuste blando, no es un coche que balancee demasiado en los cambios de apoyo, debido a que su centro de gravedad es bastante bajo. Esto le permite circular con cierta velocidad y agilidad por carreteras de montaña, sin penalizar en ningún momento la seguridad.
El motor tiene una notable capacidad de aceleración, especialmente, activando el modo Sport. Funciona con mucha suavidad y es silencioso. Únicamente resulta un poco desagradable al acelerar a fondo, pero no es culpa del motor, sino del cambio automático CVT, que hace que el régimen del motor suba mucho, aunque el aumento de velocidad no va en paralelo.