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Dos motores y más variantes
Pese a la agresiva apariencia externa del Scénic, al volante no es que se encargue de transmitir sensaciones deportivas (la única que la consiguió fue el legendario prototipo Espace F1 de 1993), ya que no se deja de ser un monovolumen más después de todo. Las llantas de 20 pulgadas demuestran ser un arma de doble filo: en carreteras suaves y constantes consiguen una marcha más bien tranquila a la vez que hay poco ruido de rozamiento, pero cuando aparecen baches el coche pierde estabilidad.
En términos de confort al volante se ve superada por poco por su rival más directo, el Citroën C4 Picasso. Ahora bien, en el manejo en sí le supera gracias a que tiene un balanceo de la carrocería menor, un gran logro teniendo en cuenta las dimensiones del conjunto – tanto la altura total del monovolumen como la distancia con respecto al suelo y el propio peso en sí.
En lo que a los motores se refiere, y continuando con la idea de que no es un coche para conducir de manera deportiva, ninguno de ellos tiene fuerza especial. No obstante, cumplen bien su cometido: si se va a utilizar mucho por carretera, la gama dCi trabaja bien tanto con la versión de 110 caballos como el de 130 caballos (ambos siendo el mismo 1.5 diésel) mientras que se si se prefiere el gasolina el 1.2 TCe tricilíndrico también es una buena opción.
Lo que Renault ha hecho aquí en su gama de motores es, en cierto modo, simplificar: un motor gasolina, el 1.2 TCe gasolina tricilíndrico, junto con uno diésel, el 1.5 dCi. Ahora bien, los dos motores tienen varios niveles de potencia, de manera que se van repartiendo en función del nivel de acabado. Son propulsores que también se pueden encontrar en otros modelos de la casa del rombo, además de algunos vehículos de su aliada Nissan.
El propulsor 1.2 TCe turbo de tres cilindros es el protagonista solitario en este caso, aunque cuenta con varios niveles de potencia: el más bajo es de 115 caballos y el más alto con 130 caballos. Ambos llevan caja de cambios manual y un consumo mixto oficial de 5,8 litros a los cien – la cifra de emisiones es también la misma para los dos, 129 gramos por kilómetro de CO2.
Por su parte, el 1.5 dCi aparece en hasta tres niveles de potencia diferentes: 95, 110 y 130 caballos. Aquí sí hay variaciones en el consumo medio de cada uno, pues tanto el de 95 como el de 110 logran una cifra de 3,9 litros a los cien mientras que el de 130 sube hasta los 4,3 litros a los cien. El de 110 CV tiene además un aliciente extra: la posibilidad de equiparse con cambio automático EDC, que además de encargarse de la tarea de cambiar marchas reduce el consumo y la emisión de gas.