Conducción del Mercedes-Benz GLB
En el momento de lanzamiento, el todoterreno de Mercedes-Benz está disponible con cinco motores. De ellos, dos son diésel y tres de gasolina. Solo la versión de acceso de gasolina tiene tracción delantera, el diésel menos potente puede combinarse con tracción delantera o total y el resto equipa tracción 4x4 de serie. Además, el cambio es automático de doble embrague con siete u ocho marchas, según la versión.
Empezando por la gama de gasolina, es posible elegir entre el GLB 200, con 163 caballos, GLB 250, de 224 caballos y el GLB-AMG, con 306 caballos. El consumo medio oscila entre los 6,9 y 7,5 litros, según el ciclo WLTP, y las emisiones de CO2 se mueven entre los 157 y 171 gr/km.
Las versiones diésel se corresponden con el GLB 200d, de 150 caballos, y 220d, de 190 caballos. El consumo medio anunciado varía entre los 5,5 y 5,7 litros y las emisiones oscilan entre los 144 y los 151 gr/km, según el protocolo WLTP.
En el apartado dinámico, el nuevo Mercedes-Benz GLB responde a la filosofía de la mayoría de los SUV actuales. Es un vehículo confortable y fácil de conducir, pensado para hacer largos desplazamientos con la familia y cargado de equipaje. Tiene un tacto de conducción muy similar al de un turismo, aunque con una posición de conducción más elevada. Las suspensiones hacen un buen trabajo porque filtran muy bien, pero sujetan correctamente la carrocería, impidiendo excesivos balanceos en curva.
Pese a su diseño exterior, no es un todoterreno al uso, aunque las versiones 4x4 cuentan con el paquete Off-Road, compuesto por un control de descensos que funciona entre 2 y 28 km/h, una función de iluminación específica que mantiene las luces de curva permanentemente encendidas y un modo de conducción adicional Off Road, que modifica la respuesta del motor, el ABS y reparte el par al 50 por ciento entre ambos ejes. Esto, unido a su altura libre de 20 centímetros, permite circular con seguridad por terrenos que no sean demasiado exigentes.