Hasta siete plazas
El interior del Mercedes-Benz GLB es muy familiar y acogedor. La sensación de calidad es muy buena, como es de esperar en un Mercedes-Benz. El cuidado en los materiales se nota al tocar casi cualquier superficie. La zona superior del salpicadero es blanda, con un mullido muy agradable al hundir el dedo. También encontramos varias molduras metálicas en el salpicadero, en los paneles de las puertas y el túnel central. En determinados acabados, también puede tener inserciones en madera.
El diseño del salpicadero es muy reconocible, porque es idéntico al de los últimos modelos de la firma. El elemento principal es la doble pantalla táctil Widescreen, la de la derecha para la instrumentación y la de la izquierda para el sistema MUBX. Este sistema tiene una buena calidad gráfica, es muy intuitiva y se puede usar de manera táctil, con el touchpad de la consola central o por órdenes vocales. En cambio, la conectividad con Apple CarPlay y Android Auto no es de serie. Debajo de la pantalla, se ubican las tomas de ventilación de forma circular y, más abajo, los mandos de la climatización.
Este coche tiene una clara vocación familiar y eso se nota. La habitabilidad es uno de sus puntos a destacar. Las plazas delanteras son holgadas y tienen mucha altura para la cabeza. Detrás, tenemos una banqueta para tres pasajeros. La distancia en anchura es normal, pero tiene igualmente mucho espacio para la cabeza. La banqueta se puede deslizar y los respaldos se pueden reclinar en varias posiciones. De serie, viene con cinco plazas y, opcionalmente, se puede elegir con siete. Los dos asientos de la tercera fila son pequeños y están pensado para niños.
El maletero es muy grande y se sitúa entre los mejores de su categoría. En la versión de cinco plazas, anuncia 570 litros. La versión de sete plazas, si no se utiliza la tercera fila, cuenta con 500 litros y, si se utilizan todas las plazas, la capacidad se reduce a 130 litros.