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Completa gama
El Range Rover es un vehículo que está pensado para conducir tranquilamente y de forma relajada. Su suspensión neumática hace que el confort en carretera sea brillante y tengamos la sensación de ir en un Audi A8 o un Mercedes Clase S. Pero su elevado peso, que roza los 2.400 kilos, hace que haya que tener cuidado a la hora de entrar en las curvas, sobre todo, cuando afrontamos carreteras serpenteantes, a pesar de que, en esta generación, cuenta con un nuevo chasis monocasco elaborado con aluminio que aligera mucho su peso. Se nota mucho la inercia de la carrocería y los balanceos, a pesar del trabajo que hacen las barras estabilizadoras y los diferentes controles de estabilidad y tracción.
Con el motor V8 turbodiésel de 330 caballos, el Range Rover puede con todo. Es muy rápido, ya que acelera de manera contundente, gracias a su alucinante par de 700 Nm, y alcanza altas velocidades en pocos segundos, por lo que hay que estar pendiente del pedal del freno. Esto, unido a los movimientos de la carrocería, hace que, si entramos más rápido de la cuenta en una curva, el coche cabecee demasiado y se perciban mucho las inercias. Este aspecto es quizá lo único que lo distingue notablemente de una gran berlina, desde el punto de vista del comportamiento.
En donde el Range Rover no tiene rival es fuera del asfalto. En terrenos escarpados, rocosos y llenos de fango, sigue siendo el rey. Dispone de todo un arsenal de ayudas a la conducción que facilita el paso por el camino más exigente. Comencemos por el sistema Terrain Response. Se trata de un sistema electrónico que gestiona de manera inteligente el control de tracción, los bloqueos de los diferenciales, el acelerador y el cambio a las condiciones del terreno. Tiene cinco programas: uno automático, otro para superficies deslizantes, como hierba mojada o nieve, otro para barro, otro para arena un cuarto modo para rocas. Por otra parte, dispone también de reductora, un elemento obligatorio en un auténtico todoterreno.
Otro elemento importante es el All Terrain Progress Control, un sistema de control de baja velocidad, entre 1 y 30 km/h que permite circular por terrenos difíciles y ascender pendientes de manera automática, sin necesidad de pisar el acelerador. Por su parte, la suspensión neumática tiene un recorrido de más de 50 centímetros, lo que facilita que la rueda esté más tiempo en contacto con el suelo. Con el Terrain Response en el modo Roca, es capaz de elevar el Range Rove a 29’5 centímetros del suelo, una altura sobresaliente con la que será fácil salir de cualquier zona. También cuenta con un control de descensos Hill Descent Control que facilita las bajadas en pendientes pronunciadas y con poca adherencia. También tiene una capacidad de vadeo de hasta 90 centímetros.
El Range Rover cuenta con una completa familia de motores, tanto en diésel como en gasolina, cuyas potencias oscilan entre los 258 caballos del más modesto hasta los poderosos 550 de la versión más prestacional. Todos van acoplados a una transmisión automática ZF de ocho velocidades y, como no puede ser de otra forma, a una tracción a las cuatro ruedas.
La oferta de gasolina está formada por tres mecánicas. La primera es un V6 turbo de 3 litros de 335 caballos y 450 Nm de par, capaz de alcanzar los 100 km/h en 7 segundos. En segundo lugar hay un bloque 5.0 V8 Supercharged de 5 litros que eroga 510 caballos y un extraordinario par de 625Nm. Acelera de 0 a 100 km/h en 5’4 segundos y homologa un consumo mixto de 12’8litros. Por último, el mismo motor V8 Supercharged pero con 550 caballos y un par de 680 Nm, capaz de hacer el 0 a 100 km/h en 5 segundos y declarar un consumo en ciclo combinado de 12’8 litros. Este último sólo está disponible con el acabado más lujoso SV Autobiography en la versión deportiva SVR.
La gama de gasóleo la componen dos bloques. En primer lugar, un V6 3.0 TD de 258 caballos y un par de 600 Nm a 2.000 vueltas. acelera de 0 a 100 km/h en 8 segundos y declara un consumo medio de 6’9 litros. En segundo lugar, dispone de un imponente V8 4.4 TD que eroga nada menos que 340 caballos y un alucinante par de 700 Nm entre las 1.750 y 3.000 revoluciones. Acelera hasta los 100 km/h en 7 segundos y declara un consumo mixto de 8’4 litros.
Por último, hay una opción híbrida 3.0 SDV6 Hybrid, compuesta por un motor diésel de 306 caballos y otro eléctrico de 48 que, conjuntamente, entregan una potencia máxima de 354 caballos. acelera de 0 a 100 km/h en 7’2 segundos y gasta una media de 6’2 litros, según la marca.