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No veremos un Discovery Sport gasolina
El nuevo Discovery Sport es un coche pensado para largos viajes. Land Rover ha querido priorizar la comodidad de los ocupantes y el confort en carretera por encima de las capacidades de todoterreno. Tiene unas suspensiones blandas que trabajan muy bien, especialmente, en el eje trasero, donde cuenta con un esquema Multilink. Dispone también de unas barras estabilizadoras que se encargan de mantener el coche en la trayectoria correcta. Este aspecto es importante porque el Discovery Sport alcanza casi las 2 toneladas de peso y es fácil percibir balanceos e inercias, especialmente, cuando se circula por carreteras de montaña.
Opcionalmente se puede montar una caja de cambios de nueve relaciones, en el que la primera marcha es muy corta, para superar obstáculos en terrenos exigentes, y la novena tiene un desarrollo muy largo, de uso exclusivo en autovía para ahorrar consumo. Los saltos de una marcha a otra son muy suaves y se perciben poco. Teniendo en cuenta sus casi 2.000 kilos de peso, el motor diésel de 180 caballos es el más idóneo para el Discovery Sport y está muy bien acoplado al cambio automático.
El Discovery Sport no es un todoterreno. La prueba de ello es que no cuenta con reductora. No obstante, todo Land Rover que se precie debe contar con un mínimo de cualidades para salir fuera del asfalto y está equipado con algunos sistemas para facilitar la conducción Off Road. Uno de ellos es el Terrain Response. Se trata de un sistema que informa al conductor sobre qué superficie está circulando y, a través de cuatro modos, adapta electrónicamente el comportamiento de la dirección, el gas, el cambio y el control de tracción al terreno. Dispone también de un control de descensos HDC, un diferencial de tipo Haldex que distribuye el par entre ambos ejes, unas suspensiones con amplios recorridos para facilitar la circulación en superficies complicadas, además de protecciones en los paragolpes y bajos de la carrocería.
El Land Rover Discovery Sport ofrece únicamente dos opciones, ambas alimentadas por gasóleo. En realidad, se trata de un mismo motor de 2 litros, con la tecnología Ingenium Diésel del grupo Jaguar-Land Rover, que rinde 150 y 180 caballos de potencia. Tanto el motor de 150 caballos como el de 180, pueden ir combinados con una caja de cambios manual de seis relaciones o automática de nueve marchas.
La tracción es a las cuatro ruedas en todos los casos, salvo en el motor de 150 caballos, que puede disponer de tracción delantera, con cambio manual. hay también una versión denominada E-Capability, de 150 caballos y tracción total con una serie de modificaciones para obtener un consumo más reducido.
Se trata de un bloque de 4 cilindros 2.0 TD4 de 150 y 180 caballos. En el primer caso, equipado con el cambio automático, acelera de 0 a 100 km/h en 10’3 segundos y declara un consumo mixto de 5’3 litros. La versión más potente mejora las prestaciones, alcanzando los 100 km/h en 8’9 segundos, pero mantiene el mismo consumo medio homologado en 5’3 litros.