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Diésel y gasolina
El BMW Serie 8 no es un deportivo puro, aunque su motor y su chasis le permiten circular con mucha rapidez. Es un coche muy pesado para ser un deportivo, con cerca de las dos toneladas en la báscula y eso se nota a la hora de afrontar carreteras de curvas cerradas y lentas. No obstante, si equipa la dirección trasera opcional, gana mucho en agilidad y disimula notablemente su peso.
Su habitat natural son las carreteras rápidas, donde transmite un rodar extraordinario, casi como en un gran sedán de lujo, con unas suspensiones que hacen su trabajo de manera excelente. Absorben muy bien los baches de la carretera y, a la vez, contienen los movimientos de la carrocería. La dirección, sin ser muy comunicativa, sí es precia y ofrece un buen guiado. Y, con el eje trasero direccional, gira mucho más fácil.
El motor de gasolina de 530 caballos es superlativo. Entrega la potencia desde bajas vueltas y tiene fuerza en cualquier rango de giro. Permite ir muy rápido y se apoya en un cambio automático de ocho relaciones, cuyo funcionamiento es exquisito, cambia con rapidez, no se perciben los cambios de marcha y no cambia automáticamente al llegar al corte de inyección. El sistema inteligente de tracción total contribuye a extraer todo el jugo a su excelente mecánica y chasis.
Quienes todavía apuesten por el diésel, están de enhorabuena porque el BMW Serie 8 ofrece una versión a gasóleo. De hecho, es el único coupé de su tamaño que ofrece una mecánica de este tipo, con 320 caballos. También hay una opción de gasolina con 530 caballos. Ambas van asociadas a un cambio automático de tipo convertidor de par, con ocho relaciones, elaborado por la casa ZF. Más adelante, llegará una versión M8 con 600 caballos.
También cuenta con tracción total xDrive. En condiciones normales, traslada el par motor al eje trasero. Cuando el sistema detecta pérdida de adherencia o en fases de aceleración contundente, reparte la fuerza del motor entre los dos ejes.
El motor de gasolina corresponde a la versión M850i xDrive y consta de un bloque V8 4.4 litros, con doble árbol de levas, inyección directa y turbo. Entrega 530 caballos y 750 Nm de par, entre las 1.800 y 4.600 vueltas. Sus prestaciones son espectaculares: acelera de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y la velocidad máxima está limitada a 250 km/h. Declara un consumo medio de 9,8 litros y unas emisiones de 224 gr/km.
En este caso, tenemos un motor de seis cilindros en línea y 3.0 litros, con doble árbol de levas, inyección directa, admisión variable y turbo de geometría variable. Desarrolla 320 caballos y 680 Nm de par, entre las 1.750 y 2.250 vueltas. Acelera de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos y la velocidad máxima está limitada también a 250 km/h. Homologa 6,1 litros de consumo mixto y unas emisiones de CO2 de 160 gr/km.