IVA incluido Servicio en concesionarios oficiales Impuesto de circulación incluido Garantía incluida a nivel nacional Incluye matriculación
Cuatro cilindros de infarto
El 4C tiene todos y cada uno de los ingredientes para ser lo que promete, un coche con el que hasta el conductor más serio del mundo se lo pueda pasar en grande al volante. Y lo consigue, con creces. Gracias al empuje de su motor, a su peso liviano – lleva un chasis monocasco de fibra de carbono, así como una cuna artesanal del mismo material – y a su disposición de tracción trasera y motor central consigue que sea un coche de carreras, pero matriculable y sin pegatinas (al menos de fábrica).
Cuenta también con varios modos de conducción, siendo el más extremo de todos el ‘Dynamic’ que ajusta los reglajes para que sea aún más parecido si cabe a un coche de carreras. En este modo se limita el uso de las ayudas electrónicas y se desconecta el control de estabilidad – eso sí, si hay una emergencia y se pisa el freno, entonces vuelve a conectarse para que no haya accidentes.
Se trata de un coche que resulta muy divertido al volante sea en circuito, en montaña o en una carretera convencional, aunque no sea el más práctico de todos por ciudad. En este sentido el coche sufre un poco: suena mucho (aunque suena bien, de paso) y tiene poca visibilidad hacia detrás por la forma que tiene la carrocería. Otro detalle: no tiene dirección asistida.
Bajo el capó trasero del 4C se esconde un cuatro cilindros turbo: el 1.75 TBi, disponible también en el Alfa Romeo Giulietta QV, el tope de gama del utilitario de la marca italiana. El 4C tiene bajo el capó trasero (hay que recordar que es motor central, así que no está delante del conductor) 240 caballos y 350 Nm de par máximo, lo que unido a unos 920 kilogramos en vacío hacen que sea capaz de dispararse como un misil si las condiciones lo permiten.
Primero hay que calentar el motor, pues al ralentí es algo tosco y tiene algo de vibración, pero en cuanto empieza a trabajar en su temperatura ideal saca lo mejor de la ingeniería de la casa italiana. El sonido y el funcionamiento del coche llega de una manera tan clara también porque hay poco aislamiento, lo que ayuda en el ahorro de peso y también para sentir todo el potencial del deportivo en cuanto está en las manos del conductor.
Su consumo en carretera no excede los límites normales, rondando entre seis y siete litros a los cien – aunque sea un motor con más potencia de lo normal, al ser turbo y ser un coche muy ligero y aerodinámico se reduce el esfuerzo que tiene que hacer el motor para avanzar.