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Un motor de gasolina y otro híbrido
El Lexus LC se pone en marcha de la misma forma que un Toyota Prius o un Lexus IS… Pero ahí terminan las similitudes con sus hermanos menores. Rápidamente se percibe la fuerza del motor bajo el pedal, ya sea en el LC 500h híbrido o en el LC 500 de gasolina, aunque se nota mucho más en este último, evidentemente. El deportivo japonés ofrece un despliegue tecnológico impresionante y, antes de pasar a describir cómo se comporta en carretera, es necesario detenerse en la nueva transmisión que monta, tanto la versión híbrida como la de gasolina, una caja de cambios única en ambos casos.
Comenzando por el LC 500h, monta un cambio automático de cuatro relaciones, al que se le suma otra de engranajes epicicloidales que simulan seis marchas, creando la sensación de que el coche tiene diez velocidades. Un sistema que parece complejo, pero que Lexus asegura que es más sencillo de lo que parece. Lo que sí es cierto es que, por primera vez, el fabricante japonés ha conseguido acabar con la extraña (y desagradable) sensación que producen los cambios de tipo variador continuo CVT que montan el resto de los modelos de su gama.
Las sensaciones que proporciona este nuevo cambio se parece a las de un automático de doble embrague. El salto de una marcha a otra es suave cuando circulamos tranquilamente y más brusco cuando intentamos extraer todo el jugo del motor. al acelerar a fondo, el motor responde a nuestra exigencia y la velocidad aumenta conforme a la fuerza que ejercemos sobre el pedal. Con un cambio CVT no ocurre lo mismo, ya que el motor sube mucho de vueltas pero el aumento de la velocidad no se corresponde con el nivel de giro, creando un efecto “scooter”.
En cuanto al LC 500, el impresionante V8 de aspiración natural va acoplado a un cambio de tipo convertidor de par con diez relaciones, cuyo funcionamiento es muy suave y permite realizar unas aceleraciones brutales, así como conseguir unos consumos ajustados para el tipo de coche que es. Tanto este como el cambio de la versión híbrida se pueden utilizar de forma automática o manual, mediante unas levas detrás del volante que permiten hacer una conducción más deportiva.
Una vez en la carretera, no hay muchas diferencias en la conducción entre el híbrido y el gasolina, a nivel de comportamiento. El LC no se muestra como un deportivo radical, aunque tampoco pretende serlo. En esto tiene que ver su elevado peso, por encima de las dos toneladas, una cifra más común para un gran SUV o todoterreno que para un deportivo. Sin embargo, el LC sorprende en carreteras viradas por su agilidad, a la vez que demuestra un aplomo y nobleza extraordinarios. En las salidas de curvas, el eje trasero se muestra sobrevirador si pisamos fuerte el acelerador, pero es fácil controlar la trayectoria del coche.
Aunque los 359 caballos del motor híbrido puedan parecer justos, lo cierto es que mueven de maravilla al Lexus LC y nos permiten hacer una conducción dinámica, a la vez que ser cuidadosos con el medioambiente. Declara un consumo medio de 6’5, aunque jamás lograremos acercarnos a esa cifra. No obstante, si será fácil conseguir unos consumos más bajos que en otros deportivos de tamaño y potencia similar. Otra novedad tecnológica es el uso, por primera vez en Lexus, de baterías de iones de litio, en lugar de níquel e hidruro metálico que emplea en el resto de la gama.
Por su parte, el LC 500 es mucho más rápido y su V8 atmosférico de 5 litros y 477 caballos emite un sonido realmente embriagador al acelerar, un sonido que vuelve bestial conforme la aguja del cuentavueltas sube, sube y sube hasta las 8.000 revoluciones. Sin duda, una de las bazas de este Lexus es ofrecer un bloque V8 de aspiración natural, en estos tiempos en los que el turbo está presente en prácticamente todas las marcas.
Por último, el LC con el acabado Sport+ cuenta con un sistema direccional de las ruedas traseras que giran 2 grados en sentido contrario a las ruedas delanteras cuando circulamos a baja velocidad, aumentando la agilidad, y lo hacen en el mismo sentido a alta velocidad, provocando un incremento notable de la estabilidad del coche y la sensación de seguridad.
La gama de motores en el Lexus LC no es muy completa y se reduce sólo a dos, uno híbrido, con 359 caballos, y otro de gasolina, con 477 caballos. Como se ha mencionado anteriormente, el híbrido va asociado con un cambio automático de cuatro relaciones más otro de tipo variador continuo que simulan diez velocidades. En cambio, el modelo de gasolina más potente equipa una transmisión automática de tipo convertidor de par con diez marchas.
Se trata de un V8 de aspiración natural, con 5 litros de cilindradas y 477 caballos a 7.100 rpm y un par máximo de 540 Nm a 4.800 vueltas. Alcanza una velocidad máxima de 270 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h en 4’7 segundos. Declara un consumo medio de carburante de 11’5 litros.
El sistema de propulsión híbrida se compone de un motor de gasolina 3.5 V6 de ciclo Atkinson que rinde 299 caballos y otro eléctrico de 179 caballos que desarrollan, conjuntamente, 359 caballos. alcanza una velocidad máxima de 250 km/h, acelera de 0 a 100 km/h en 5 segundos y homologa un consumo mixto de 6’5 litros.