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Una berlina muy lujosa, confortable y extraordinariamente tecnológica
Desde que BMW lanzó la primera generación en 1977, la Serie 7 representa el buque insignia de la marca alemana y supone el escaparate tecnológico que, posteriormente, se traslada a los demás modelos de la gama. En su sexta generación, incluye elementos de seguridad y ayudas a la conducción nunca vistos que lo acercan a la conducción semiautónoma. Mantiene una dura rivalidad con el Mercedes-Ben Clase S y el Audi A8, con los que conforma la triple entente alemana del segmento F de los sedanes de lujo, sin olvidar al Lexus LS y al Jaguar XJ.
Los coches de este segmento no suelen tener un diseño llamativo, sino que, más bien buscan la mayor discreción. El BMW Serie 7 cumple a la perfección con esta característica. Luce unas líneas suaves y sencillas que le dan una imagen muy elegante, a la vez que imponente. En el frontal, las ópticas mantienen unas formas conservadoras, sin el mayor atisbo de riesgo. Como novedad, estos faros pueden equipar iluminación láser capaces de ofrecer un alumbrado nunca visto hasta la fecha en un vehículo de producción. No falta el elemento distintivo de la marca, la parrilla en forma de riñones, cuyas lamas verticales cambian de posición para favorecer la aerodinámica.
La vista de perfil es la de un auténtico sedán de lujo, con la clásica Curva Hofmeister muy marca. Se puede optar por la carrocería normal, que mide 5’08 metros de longitud, o por la de batalla larga, que llega hasta los 5’22 metros. La zaga, en cambio, muestra unas formas más musculosas que le imprimen deportividad al conjunto, unos grupos ópticos horizontales unidos a través de un elegante embellecedor cromado que acentúa la elegancia del coche y un difusor con doble salida de escape cromada a ambos lados.
El interior de la berlina grande de BMW es de auténtico lujo. Con una distancia entre ejes de 3’07 metros, el espacio en el habitáculo es enorme, especialmente en las plazas traseras. Éstas se pueden elegir en dos tipos de configuración: con tres plazas, aunque la central menos aprovechable, o con dos plazas y una consola central muy equipada. Con la carrocería larga, la amplitud en la fila posterior aumenta considerablemente, convirtiendo las plazas traseras del Serie 7 en un auténtico salón. Los asientos pueden equipar ventilación, calefacción y función de masaje.
Dinámicamente, el BMW Serie 7 destaca por una agilidad en carretera asombrosa para ser un vehículo con más de 5 metros de longitud. Eso lo consigue gracias a unas suspensiones adaptativas brillantes y a unas barras estabilizadores que hacen que el coche vire plano en las curvas, sin comprometer la comodidad de los ocupantes. Al excelente comportamiento dinámico, contribuyen también unos motores no menos extraordinarios, tanto diésel como de gasolina, y un cambio automático de ocho relaciones ZF exquisito.