Solo un motor disponible
Hay que tener claro el uso que se va a hacer del Suzuki Jimny. Es un vehículo que no está pensado para hacer largos desplazamiento por carretera y autovías, donde se muestra bastante incómodo, las suspensiones rebotan mucho, debido a los ejes rígidos que monta le chasis, y altas velocidades, el motor es muy ruidoso.
En ciudad, la cosa cambia y mucho. Su elevado puesto de conducción y su buena visibilidad, unido a sus reducidas dimensiones, permite conducir con mucha agilidad por calles estrechas y aparcar fácilmente en cualquier espacio. En aspecto, el Suzuki Jimny es un coche muy apropiado para conducir por entornos urbanos.
Donde sí saca a relucir todo su potencial es fuera del asfalto. Aquí el Suzuki Jimny se muestra como lo que es, un auténtico todoterreno con el que circular por superficies exigentes. Tiene unos buenos ángulos de ataque, ventral y salida, 37, 28 y 49 grados, respectivamente. Está equipado con reductora, que se activa en la palanca del cambio. También se acciona desde la palanca la tracción 4x4, que en condiciones normales, es al eje trasero, y tiene asistentes a la conducción electrónicos, como el control de descensos, el control de tracción, que recupera motricidad cuando una rueda deja de tener contacto con el terreno y un control de retención.
La gama de motores del Suzuki Jimny es muy reducida, tanto que solo se puede configurar con una opción de gasolina de 102 caballos. No hay posibilidad de elegir un propulsor a gasóleo. El cambio puede ser manual de cinco relaciones o automático de solo cuatro velocidades con el acabado intermedio JLK.
El único motor disponible en el todoterreno pequeño de Suzuki es un bloque de gasolina de cuatro cilindros, atmosférico y 1.5 litros, que entrega 102 caballos y 130 Nm de par a partir de las 4.000 vueltas. Es un motor modesto, que mueve con suficiencia al Jimny, pero sin más. Declara una velocidad máxima de 140 km/h y 7,5 litros de consumo medio.