Nacido para ser rápido
De entrada el 911 atrapa al conductor y quienes se acercan con sus asientos deportivos, que en algunas versiones como el Carrera S se convierten en baquetas fabricadas en fibra de carbono que si fueran los modelos que compiten en la categoría GTE Pro del Mundial de Resistencia. El volante deportivo, basado en el del hiperdeportivo 918 Spyder, cuenta con un radio pequeño, siendo el mismo que después se incorporó en los 718 Boxster y 718 Cayman.
Pese a todo este ADN de carreras que se puede respirar, el 911 no deja de ser un coche que se puede utilizar para el día a día, aunque las baquetas de carbono son algo incómodos en viajes largos. A nivel de infoentretenimiento tampoco se queda atrás el 911, con el sistema PCM accesible a través de la pantalla multimedia de siete pulgadas que se encuentra en el centro de la consola central, teniendo un funcionamiento y un manejo similar al de un Smartphone.
El 911 cuenta con dos asientos por lo que tanto el conductor como el acompañante no tienen muchos problemas para introducirse dentro del habitáculo de este coche – el 911 nunca ha sido un coche complicado para entrar o salir, en realidad. Existen dos pequeños asientos separados detrás de los delanteros, pero en ellos el espacio para las rodillas es bastante escaso ya que no hay mucho hueco donde meterlos.
El 911 normal cuenta con 145 litros cúbicos de espacio en el maletero, una cifra bastante baja ya que, al contrario que el 718, no tiene compartimentos delante y detrás sino solo en el capó delantero – un espacio que además no da para mucho más de algunas maletas no muy grandes. Es de los deportivos que menos maletero tienen de todos los del mercado, si bien el 911 Turbo tiene un maletero aún más pequeño: la variante más deportiva cuenta con 115 litros.