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Calcado al X5
El interior del X6 parte de manera tan directa del BMW X5 que el salpicadero es el mismo, por lo que el que haya probado el otro todoterreno de BMW se encontrará de inmediato con una sensación de familiaridad. La misma calidad en los acabados (de las mejores en su apartado) se puede esperar para el X6, un estilo muy similar al de otros modelos insignia de la casa de Múnich como el Serie 3 o el Serie 5, pensado para acoger con lujo y comodidad a sus pasajeros.
Del mismo modo que ocurre en el interior del X5, por encima de la consola central sobresale una pantalla táctil de dimensiones similares a una tablet donde se muestra toda clase de información relevante para la conducción, además de sistemas de infoentretenimiento o la radio. Está colocada en una posición en la que el conductor, alargando la mano, puede operar con ella con la misma facilidad con la que podría utilizar la palanca de cambios situada no muy lejos del resto de la consola.
Esta segunda generación del X6 ha crecido en unos centímetros tanto en todas dimensiones: 32 milímetros más largo, 6 más ancho y 12 más alto sin alterar la altura con respecto al suelo. Esto se traduce en un interior un poco más espacioso todavía, aunque el diseño del techo hace que sea muy inclinado – pese a todo, hay espacio en las filas trasera incluso para personas altas.
El gran sacrificio que BMW hace con el diseño del X6 es el del poco espacio de maletero, con apenas 580 litros (diez más que en la primera generación, eso sí). Es el mismo espacio que el Volkswagen Touareg (un todoterreno de dimensiones menores) o el Maserati Levante, mientras que el BMW X5 cuenta con 650 litros, el Porsche Cayenne con 670 litros, el Volvo XC90 con 720 litros o el Land Rover Range Rover Sport con 780 litros, entre otros.