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Pocas alternativas diésel
Una de las pocas cosas en las que el Mazda CX-3 2017 se parece al resto de SUV es en una postura de conducción superior en altura a la de un turismo. Por lo demás, tiene una respuesta ágil y un comportamiento bastante deportivo para estar en el segmento en el que se encuadra, y gozando de unas reacciones mucho más vivas que las de un Honda HR-V o un Nissan Juke.
Las capacidades fuera del asfalto del Mazda CX-3 2017 son casi nulas, aunque las opciones con tracción a las cuatro ruedas mejoran varios puntos al coche en este aspecto, y se muestra firme y seguro en las curvas, aunque hay variantes en las que la suspensión podría ser algo más dura. En los tramos más revirados y con más curvas aporta confianza al conductor.
Un punto importante en este sentido es su peso, ya que la versión más pesada ni siquiera llega a los 1.300 kg, lo cual ayuda notablemente a sacar un rendimiento mejor de sus motores y, a su vez, a homologar consumos más contenidos. La dirección, por otro lado, es directa, tiene buen tacto y presume de un radio de giro realmente satisfactorio.
La gama de motores del Mazda CX-3 2017 no es muy amplia, especialmente si hablamos de opciones diésel, en donde solo cuenta con una alternativa… y no es muy potente. Los propulsores de gasolina son solo dos, pero cubren perfectamente todo tipo de necesidades. En cualquier caso, ambos combustibles se pueden combinar con una tracción total y con un cambio automático; igualmente, gastan poco y las cifras homologadas no están muy lejos de las reales.
Dos son las opciones en este caso: pueden parecer escasas, pero los 120 y los 150 CV extraídos del bloque Skyactiv-G de 2.0 litros mueven con mucha soltura al Mazda CX-3 2017. Todas las configuraciones bajan de los 9,9 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h, alcanzan una velocidad máxima de al menos 187 km/ y consumen, como mucho, 6,4l/100km. La versión más potente ofrece la opción de ser asociada a una tracción 4x4.
Uno de los puntos flacos del Mazda CX-3 2017. Solo se puede escoger con una mecánica diésel de 105 CV a partir de un bloque Skyactiv-D de 1.5 litros de cubicaje que, si bien son suficientes en la mayor parte de las situaciones, hay veces que se echa de menos algún que otro caballo más. Registra un consumo homologado de únicamente 4,0l/100km y puede configurarse con un cambio automático, con una tracción a las cuatro ruedas o con ambas opciones de forma conjunta.