Regresa el puma, vestido de crossover.
En los años noventa, el Ford Puma fue un divertido deportivo compacto que tuvo un alto nivel de aceptación. A finales de 2019, la marca norteamericana recuperó este modelo, pero convertido en un crossover compacto para medirse a rivales como el Nissan Juke, el SEAT Arona, el Hyundai Kona o el Peugeot 2008.
A nivel estético, poco o nada tiene que ver este Ford Puma con el deportivo de los noventa. Quizás, el diseño de los faros recuerde ligeramente a aquel, pero están ubicados en una posición muy elevada. El capó es muy alto, pero desciende notablemente hacia una parrilla grande que, según el acabado, cambia su tramado. Esto le confiere un aspecto deportivo. En la vista lateral vemos una elevada línea de cintura, que deja una escasa superficie acristalada, y marcadas molduras en las puertas. La zaga es musculosa, con una luneta estrecha y pequeña, unas ópticas elevadas y un contundente difusor. Las llantas pueden ser de 17 a 19 pulgadas.
El interior del nuevo Ford Puma hereda el aspecto del Fiesta, aunque con una posición de conducción más elevada, por su naturaleza de crossover. Opcionalmente puede equipar un cuadro de instrumentación digital de 12,3 pulgadas y la pantalla del sistema multimedia es de 8 pulgadas. La habitabilidad es solamente correcta para dos ocupantes en las plazas traseras y el acceso a estas plazas no es cómodo. El maletero, en cambio, es de los más grandes del segmento B-SUV, con 456 litros.
El nuevo crossover de Ford cuenta con mecánicas Mild Hybrid: una con 125 CV y otra con 155 CV que permiten al vehículo obtener la etiqueta ECO de la DGT. Cuenta además con un motor Eco Blue de cuatro cilindros turbo diesel de 1.5 litros y 120 CV y el tope de gama, la versión ST con un motor gasolina 1.5 EcoBoost de 200 CV.