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Un deportivo para soñar despierto
Hay coches que sólo contemplamos en nuestros sueños y el Audi R8 es uno de ellos. Se trata del vehículo más rápido que jamás ha fabricado la marca de los cuatro aros y con el que intenta ponérselo difícil al Porsche 911. Además, entre sus rivales más directos, están el Mercedes-Benz AMG GT, el Nissan GT-R o el McLaren 450C. Está disponible con carrocería coupé o spider, cuya capota de lona se despliega en 20 segundos.
El diseño del Audi R8 conjuga la espectacularidad de las tomas de aire en los paragolpes, para ventilar los frenos, y en los laterales para hacer lo mismo en el motor con elementos más “comunes” como el diseño de los grupos ópticos afilados que recuerdan mucho a los de otros modelos de la casa alemana. Tampoco renuncia a la identificativa parrilla hexagonal, con el logo de los cuatro aros encima, incrustados en el morro. La vista lateral resulta más llamativa, con una prolongada caída del techo hasta la zaga que dibuja una línea muy atractiva y las enormes tomas laterales con la superficie en contraste con la carrocería, unido a las impresionantes llantas de 19 pulgadas, que pueden ser opcionalmente de 20, que rematan la imagen imponente del R8. Y quizá, la parte que provoca mayor impacto, la impresionante trasera, con el flamante motor V10 a la vista, los pilotos más estilizados y el difusor con las doble salidas de escape a ambos lados.
El interior no es menos espectacular. El puesto de conducción es toda una gozada, con una serie de elementos a la vista, como la instrumentación digital, el volante deportivo o la disposición de la consola central que realmente emociona. Los asientos son muy cómodos, aunque el acceso al coche resulta algo complicado, debido a la escasa altura, apenas 1’24 metros. La calidad del habitáculo es sencillamente espectacular y se puede sentir un agradable olor al cuero de los asientos.
Pero esto es un deportivo y, aunque la imagen estética es importante, lo que verdaderamente interesa es lo que esconde debajo de su capó, que no está ubicado delante, sino en el tren trasero, debajo de la luneta, como si fuera una cúpula renacentista que protege el magnífico V10 FSI, con sus 540 caballos y 610 en el R8 Plus. Al activar el botón rojo del volante, los 10 cilindros del motor atmosférico comienzan a componer la banda sonora de un coche que, desde el momento de engranar la primera marcha, despierta todas las emociones que un conductor puede sentir.