IVA incluido Servicio en concesionarios oficiales Impuesto de circulación incluido Garantía incluida a nivel nacional Incluye matriculación
Casi de carreras
Lo primero que destaca a la hora de tener en las manos las llaves del 4C es lo bajo que es: tanto, que al principio puede costar acostumbrarse a meterse dentro del coche, puesto que su postura es más similar a la de un monoplaza de carreras (sólo que con puertas) que a la de un turismo convencional. Al conductor le espera dentro un habitáculo más bien espartano, aunque el cuadro de mandos digital y el volante deportivo de última generación recuerda que se trata de un coche nuevo.
No cuenta con pantallas táctiles de gran tamaño como otros coches, sino un sistema multimedia más simple que lo que tienen otras marcas en el mercado actual – eso sí, el desarrollo de infoentretenimiento nunca iba a ser en lo que se centrase Alfa Romeo a la hora de hacer esta belleza de cuatro ruedas. Los mandos del aire acondicionado están puestos en la consola central, pero esta está girada hacia el conductor para que le sea más fácil operar – eso sí, el acompañante también los tiene a mano.
Siendo un deportivo biplaza de menos de cuatro metros de longitud no iba a tener en ningún momento un gran espacio – lo justo y necesario para que se sienten dos personas, nada más, como ocurre también con el Mazda MX-5, el Fiat 124 Spider y su variante deportiva, el Abarth 124 Spider. Para que haya espacio incluso para conductores altos, los pedales están colocados en posición vertical de manera que vaya estirado, como si estuviera en un monoplaza de carreras.
El otro punto débil del 4C es su reducido maletero, pues con 110 litros cúbicos es de los más pequeños de todos los deportivos y casi del mercado al completo, junto con otros coches como el Honda NSX o el Audi R8. Hasta el Mazda MX-5 supera ese maletero con 130 litros, así como el Fiat 124 Spider con 140 litros.