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Solo dos opciones
El Opel Grandland X está construido sobre la misma plataforma del Peugeot 3008 y comparte muchos otros elementos de desarrollo con el modelo francés. Tanto que ambos se parecen mucho en cuanto a comportamiento en carretera. Es un coche que prioriza el confort de marcha, con unas suspensiones más bien blandas. Esto se agradece y mucho cuando se circula por autovías, que es su medio natural. Se percibe una cierta sensación de ir en un coche grande, más de lo que es.
A este confort ayuda también la buena insonorización del habitáculo, aunque en la versión diésel, el ruido del motor traspasa más el interior, pero no llega a ser molesto. Otro elemento que favorece la comodidad en los viajes son los asientos, especialmente los opcionales AGR.
Pero la cosa cambia cuando el Grandland X tiene que afrontar tramos revirados de carreteras secundarias p en zonas de montaña. Aquí adolece la ligereza de las suspensiones y los movimientos de la carrocería se dejan notar, aunque no pierde en ningún momento su nobleza. Es un SUV que invita a conducir de forma relajada, sin prisas, del que no se pueden esperar ningunas reacciones dinámicas. La dirección tiene un tacto algo lento y, a veces, da la sensación de no ser muy precisa, aunque sí lo sea.
A pesar de la estética todocamino, Opel no ofrecerá ninguna versión 4x4, lo cual, indica la clara vocación del coche al asfalto. No obstante, el Grandland X puede equipar un sistema llamado IntelliGrip, presente también en modelos del Grupo PSA, y que actúa sobre el control de tracción para mejorar la adherencia en diferentes superficies.
De los dos motores disponibles, es el de gasolina el que ofrece un rendimiento más satisfactorio. Ambos responden bien desde abajo, curiosamente, el de gasolina ofrece todo su par ante de las 1.800 vueltas, igual que el diésel. Pero éste es más ruidoso. También gasta menos, pero la diferencia real es de poco más de un litro, aproximadamente. A pesar de tener solo 3 cilindros, el 1.2 de gasolina no emite ningún sonido propio de estos motores y el confort acústico dentro es sensacional.
Por ahora, el Opel Grandland X está disponible con dos motores, uno diésel y otro de gasolina. Ambos están asociados a una tracción delantera. El motor de gasolina se combina con un cambio manual de seis relaciones, mientras que el diésel puede ir con el cambio manual o uno automático de ocho velocidades.
El motor de gasolina es el 1.2 PureTech del Grupo PSA, con 3 cilindros y sobrealimentado mediante turbo. Entrega 130 caballos y un par de 230 Nm a partir de las 1.750 vueltas. Acelera de 0 a 100 km/h en 11’1 segundos y declara un consumo medio de 5’1 litros.
El motor diésel es un 1.6, también del Grupo PSA, desarrolla 120 caballos y 300 Nm de par a partir de 1.750 rpm. Acelera un poco menos que el gasolina, 11’8 para alcanzar los 100 km/h, y homologa un consumo medio de 4 litros.