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Llega a compartir motores con el i8
En términos de manejo al volante, el Mini 3 Puertas es el único coche de todo el segmento de compactos de cualquier concesionario que puede medirse al referente actual, el Ford Fiesta. Las respuestas que ofrece (resultado sobre todo del trabajo realizado en la suspensión y el chasis) son espectaculares, pudiendo pelear frente a frente con rivales de mayor talla – tal como lo hacía el Mini original en la década de los sesenta y setenta.
Por tanto, el Mini se convierte en un coche con el que tomar curvas y dirigirse a carreteras sinuosas es una experiencia sensacional, una auténtica aventura de conducción deportiva. Por otro lado, en ciudad (pese a ser un coche pequeño) puede resultar un coche molesto en el caso del Cooper – el Mini One es un coche menos extremo que el Cooper o el Cooper S en este sentido, por lo que sí es más apropiado para llevarlo por terrenos urbanos.
El comportamiento del conjunto trata de asemejarse a un kart y esto también puede llegar a dar problemas si no se utiliza bien, pues aunque tenga mucho desarrollo del chasis y de la suspensión no deja de ser un turismo y no un kart. Aún así, las reacciones del coche son más bien predecibles y en ningún momento debería dar una respuesta desagradable.
El Mini 5 puertas lleva un conjunto de motores interesante y todos ellos funcionan de una manera espléndida, tanto los de tres cilindros como los de cuatro cilindros. De hecho, el tres cilindros gasolina lo utiliza también un modelo muy destacado de toda la gama BMW, el superdeportivo i8.
El primer motor del Mini es el que ofrece el One, el tres cilindros 1.2 con una potencia de 100 caballos seguido del 1.5 de 135 caballos que ofrece el Mini Cooper. Para el Cooper S y el John Cooper Works existe el 2.0 turbo de cuatro cilindros, que arroja 190 caballos para el Cooper S y 228 caballos para el John Cooper Works. Aunque sean motores que consumen bastante si no se dosifica el acelerador con cuidado, son motores que funcionan muy bien y tienen bastante fuerza.
Quizás lo que más sorprende de los motores diesel es que, al contrario que los gasolina, son capaces de arrojar unas cifras de consumo menor que la de sus rivales diesel. Tanto el One D como el Cooper D cuentan con motores 1.5 turbo de tres cilindros con 93 y 114 caballos de potencia mientras que el Cooper SD es capaz de sacar 167 caballos de su motor 2.0 turbodiesel de cuatro cilindros.