IVA incluido Servicio en concesionarios oficiales Impuesto de circulación incluido Garantía incluida a nivel nacional Incluye matriculación
Tres opciones de gasolina y otras tantas diésel
Si al sentarnos en el Mini Clubman, tenemos la sensación de estar ante un verdadero Mini, por el diseño y la distribución de los mandos, la cosa cambia cuando lo conducimos. El Mini convencional se caracteriza por ofrecer una conducción deportiva, alegre y emocionante. Pero todo eso, sin que deje de serlo, pasa a un segundo plano en el Clubman. Es un coche mucho más tranquilo que el utilitario, al estar orientado a un uso familiar. Por ello, ofrece una calidad de rodadura realmente muy elevante y un gran silencio de marcha, cualidades ideales para realizar largos desplazamientos.
A pesar de ello, conserva algunos rasgos propios de la esencia del Mini, como una dirección muy precisa que informa de todo lo que ocurre debajo de las ruedas. Las suspensiones, aunque son más blandas que en un Mini normal, son suficientemente rígidas para hacer del Clubman un vehículo ágil en curvas. Ello es debido al trabajo que hacen las suspensiones multibrazo del eje posterior y al sistema EDLC que simula un sistema de bloqueo de diferencial para controlar la trazada. Este elemento está presente también en modelos como el Mazda 3. El Clubman es un coche muy apropiado para circular por autovías, en donde transmite una gran sensación de aplomo y permite recorrer kilómetros, prácticamente, sin despeinarnos.
No podemos olvidad la presencia del selector que permite elegir entre tres modos de conducción: Sport, más deportivo, Mid, para una conducción normal, y Green, que desconecta automáticamente la transmisión cuando circulamos a velocidad de crucero por superficies llanas, ahorrando combustible.
El Mini Clubman está disponible opcionalmente con tracción a las cuatro ruedas. Se trata del sistema All4 que ya hemos conocido en el Mini Countryman. Se trata de un sistema de tracción conectado a través de un embrague ubicado entre las ruedas traseras y sólo está disponible con las motorizaciones más potentes, el Cooper S y Cooper SD.
Para empujar el Clubman, Mini ofrece una gama de motores ya conocidos en la marca. Por un lado, tenemos las opciones de gasolina de 102, 136 y 192 caballos. En diésel encontramos otras tres versiones de 116, 150 y 190 caballos.
Mini ofrece tres opciones a los conductores que deseen un Mini Clubman con motor de gasolina. En primer lugar, tenemos el One, con tres cilindros y 102 caballos, ideal para los que recorran pocos kilómetros y se muevan especialmente por ciudad. En el escalón intermedio, está el Cooper, también con tres cilindros y 136 caballos y un consumo mixto declarado de 5’1 litros a los 100 km. Finalmente, el Cooper S, el modelo más prestacional, con cuatro cilindros y 192 caballos, ideal para aquellos que busquen algo de diversión, además de espacio.
Tres ofertas disponibles también. El One D, de tres cilindros y 116 caballos, el Cooper D, con 150 caballos que se antoja la más racional, y el Cooper SD, con 190 caballos. Los tres modelos, asociados a un cambio manual de seis relaciones, declaran unos consumos de 3’9, 4’1 y 4’5 litros a los 100 km, respectivamente, unas cifras bastante contenidas, atendiendo a la potencia. Tanto el Cooper D y el Cooper SD son motores de cuatro cilindros.
Todos los motores pueden ir combinados a una caja de cambios manual o automática de seis relaciones, salvo el Cooper S, Cooper D y Cooper SD que pueden disponer, opcionalmente, de un cambio automático de ocho velocidades.