Algo más práctico que el 3 puertas
No es un atrevimiento decir que el Mini Cooper es uno de los coches más emblemáticos de toda la historia de la industria del automóvil, habiéndose convertido incluso en un icono universal y, sobre todo, del Reino Unido en el que nació. No obstante, el de hoy en día es una máquina alemana, que pertenece al segmento B y que cuenta con rivales tan fuertes como son el Ford Fiesta, el Peugeot 208, el Renault Clio, el BMW Serie 1 o el Audi A1, entre tantos otros.
La apariencia externa ha evolucionado desde el diseño original del modelo de Rover hasta convertirse en un producto mucho más moderno, refinado, óptimo y acorde a los tiempos actuales. Los faros delanteros han dejado de ser redondos para tener una forma que mejore la visibilidad a la hora de conducir de noche (situaciones en los que BMW ha desarrollado bastante su tecnología) aunque los faros traseros continúan teniendo el encanto de la sencillez.
Desde el primer momento se presenta en el mercado como un coche diferente al resto de sus rivales, pues no se corta un pelo en restar capacidades prácticas para mejorar su experiencia al volante – si alguien quiere un Mini más práctico tiene opciones como el Clubman o el Countryman, el más grande de todos. El Cooper es desde el primer momento un vehículo pensado para conducir mientras que el One es un modelo más básico pensado para la rutina urbana (como lo era en su momento el Morris 850).