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Dos diésel y dos gasolina
Dinámicamente no hay apenas cambios con respecto al V90. El Volvo V90 Cross Country destaca, por encima de todo, por el enorme confort de marcha y calidad de rodadura que proporciona a sus ocupantes. Es un coche pensado para devorar kilómetros y kilómetros de autovía sin despeinarse. Las suspensiones son muy cómodas y ofrecen una conducción muy relajada y agradable en carreteras rápidas, pero al ser más elevadas que las del V90 y S90, se perciben algunos balanceos en curvas, aunque leves. En cambio, gracias a esa mayor altura al suelo, el coche se defiende muy bien en superficies irregulares y en el campo, gracias a la tracción a las cuatro ruedas y a la activación del modo de conducción Off-Road.
El cambio automático ZF funciona muy bien y tiene las ocho relaciones perfectamente escalonadas para obtener el mejor rendimiento de los motores. El sistema de modos de conducción, opcional, cuenta con cuatro modos: Eco, para ahorrar el máximo posible en combustible; Confort, que busca ofrecer la mayor comodidad en los viajes; Dynamic, que endurece un poco la suspensión y la dirección para una conducción más vivaz; y el mencionado Off-Road, que facilita la circulación en terrenos más exigentes. El sistema de modos de conducción modifica algunos parámetros del coche, como la dureza de las suspensiones, la altura de la carrocería, la dirección y la respuesta del motor, en función del modo seleccionado.
El motor diésel de 190 caballos es correcto para mover al V90 Cross Country pero, si vamos a ir cargados de equipaje normalmente, el D5 de 225 caballos es más recomendable por su equilibrio entre prestaciones, respuesta y consumos. Es capaz de empujar correctamente al familiar sueco en todo tipo de vías, casi con el mismo refinamiento que lo haría un motor de 3 litros. Donde se nota la menor cilindrada es en la rumorosidad que penetra tímidamente en el interior cuando circulamos a velocidad de crucero. No es nada preocupante pero, quizá, la insonorización podría ser mejor. En cambio, las mecánicas de gasolina destacan por ofrecer un gran empuje en un régimen de giro prolongado y una mayor suavidad.
Por destacar un punto negativo, el depósito de combustible es muy pequeño. Cuenta sólo con 55 litros de capacidad que, en algunas versiones, puede ser de 60 litros, y eso le resta autonomía.
La oferta de motores para el Volvo V90 Cross Country está compuesta por dos opciones diésel, con 190 y 225 caballos, y dos de gasolina, con 254 y 320 caballos. Todas las versiones son de 4 cilindros turboalimentadas y van asociadas a un cambio automático ZF de ocho relaciones, salvo el motor diésel menos potente, que puede ser manual de seis marchas, y la tracción en todos los casos es a las cuatro ruedas.
La oferta arranca con el T5 de 254 caballos, que permite al S90 acelerar de 0 a 100 km/h en 7 segundos y declara un consumo medio de 6’8 litros a los 100 km. En segundo lugar, dispone de un T6 con 320 caballos que mejora las prestaciones, alcanzando los 100 km/h en 6’1 segundos, y homologa un consumo mixto de 7’4 litros.
Dispone de un D4 con 190 caballos, con el que acelera de 0 a 100 km/h en 8’5 segundos y declara un consumo en ciclo combinado de 4’5 litros. Por último, el diésel más potente es un D5 de 225 caballos que acelera en 7’2 segundos de 0 a 100 km/h y gasta una media oficial de 4’9 litros.