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Poco que ver con el 500
Por dentro queda claro que no se trata de una versión agrandada del 500 puesto que el cuadro de mandos es distinto, teniendo muy poco que ver entre un coche y otro – ni siquiera llevan el mismo diseño en la consola central. Esto se debe a que la plataforma sobre la que se basa el 500L es más cercana a la del Fiat Punto que a la del 500, siendo en general un diseño menos colorido, más serio, aunque con trazas redondeadas por todo el ancho del salpicadero.
De serie viene con una pantalla táctil de 5 pulgadas – que resulta pequeña puesto que ahora todos llevan pantallas hasta de 7 pulgadas – con una serie de botones debajo y los mandos del aire acondicionado situados casi a la misma altura que la palanca de cambios. También cuenta con sistemas para sincronizarse con teléfonos Smartphone, de modo que se puede importar los contactos del móvil para realizar una llamada, aunque hay que tener en cuenta que sólo se puede emparejar un móvil a la vez.
Si hay algo que tiene este coche es espacio, tanto por delante como por detrás – para alcanzar las cosas hay que extender bien los brazos del espacio que hay entre el asiento del conductor y el del acompañante. Por detrás hay espacio suficiente para las rodillas y las cabezas, creando un ambiente cómodo y más si se hace uso del techo acristalado, que aporta luminosidad al interior.
Tanto el 500L normal como el 500L Trekking cuentan con 455 litros de espacio de maletero, mientras que en el caso del 500L Living ha sido aumentado hasta los 560 litros. Son medidas bastante medias y similares a modelos con dimensiones parecidas como el BMW Serie 2 Active Tourer (468 litros) o el Ford C-Max (471 litros), aunque el Living, sin ser mucho más largo, consigue unas cifras mucho mejores en este apartado, dando así más jugo para llevar grandes cantidades de equipaje.