El coche que ha revolucionado Citroën
El Citroën C4 Cactus ha sido uno de los que ha iniciado una nueva generación de vehículos de la marca de los dos chevrones puesto que, gracias al éxito y a la recepción que han tenido, otros modelos de la marca han sido actualizados con una imagen similar a la del Cactus. Gracias a esto, Citroën ha logrado recuperar una identidad que tenía perdida desde hacía más de una década.
Se trata de un vehículo distinto no solo en la apariencia externa, sino también en la estructura que utiliza en su interior. Tomando la base de un C3 (la misma que utiliza también el Peugeot 208) y extendiéndola al tamaño de un crossover del tamaño del C4 se ha conseguido un vehículo espacioso, además de que los característicos Airbumps son una herramienta de protección externa más efectiva de lo que uno podría llegar a pensar en un principio.
Otro de los logros de Citroën es que ha conseguido mantener las líneas de la versión prototipo hasta la versión final – aunque son las del Citroën Cactus de 2013, no las del C-Cactus de 2007 en el que se inspira. Pocos son los coches que pasan de la versión prototipo a la versión final sin cambios que lo hagan más ‘descafeinado’ para la producción, siendo un ejemplo de ello el superdeportivo eléctrico BMW i8.
El diseño parece atrevido y alocado comparado con las tendencias actuales, pero algunos medios como Motorpasión comparan la llegada del C4 Cactus con otros clásicos de la marca de los dos chevrones como el 2 CV o el Méhari. Esto, unido a que cuenta con una buena relación calidad/precio, hacen que se haya convertido en un éxito de ventas en poco tiempo.
Como coche en sí resulta un coche orientado al confort tanto para el conductor como para los ocupantes, pensado sobre todo para las experiencias del fin de semana (el Grupo PSA delega en los modelos de Peugeot para la rutina). No obstante, muchos son los que también utilizan el C4 Cactus entre semana, destacando a menudo entre el tráfico de la ciudad.