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Propulsores potentes
En cuanto a conducción, el nuevo Volvo XC40 2018 sorprende por un comportamiento más dinámico de lo que cabría esperar en un principio. Se muestra muy aplomado en carreteras reviradas. En los pasos por curvas, las suspensiones contienen muy bien la carrocería y apenas se perciben movimientos. La dirección del XC40 es precisa e informa de todo lo que ocurre debajo de las ruedas.
Hasta el momento, los motores disponibles son el diésel de 190 caballos y el gasolina de 247. Son, por tanto, dos propulsores potentes que ayudan a incrementar las reacciones dinámicas del SUV sueco y que permiten, incluso, divertirse enlazando curvas. El bloque diésel destaca por su poca rumorosidad en marcha, aunque, al ralentí se perciben vibraciones y algo más de ruido. Va muy bien y, asociado al cambio automático de tipo convertidor de par de ocho relaciones con levas en el volante, forman un binomio exquisito, aunque sin alcanzar el refinamiento del gasolina.
El Volvo XC40 se ofrece con dos mecánicas, aunque más adelante se completará con otras. Por ahora, se puede elegir con un motor diésel de 190 caballos y otro de gasolina de 247 caballos. Ambos están asociados a un cambio automático de ocho relaciones de tipo convertidor de par. La tracción es total a las cuatro ruedas.
El motor diésel es el denominado D4, un 2.0 que desarrolla 190 caballos y 400 Nm entre las 1.750 y 2.500 vueltas. Es capaz de alcanzar los 100 km/h 7’9 segundos y declara un consumo mixto de 5’1 litros.