Materiales resistentes aunque no demasiado vistosos
Como sucede en los SUV de Suzuki, la batalla de la funcionalidad y el confort está bien resuelta en el habitáculo del conductor. La posición de conducción es bastante erguida y elevada, lo que nos garantiza una correcta visión en todo momento de lo que tenemos delante de nuestros ojos. Un pero que se le puede sacar al Vitara es que no dispone de navegador hasta el acabado GLX, mientras que la pantalla de 7 pulgadas con la cámara de visión trasera está disponible con un acabado más económico, el GLE.
En cuanto al diseño interior, predominan en su mayoría los plásticos duros, que si bien dan una sensación correcta de aplomo y resistencia, también tienen un efecto contrario en lo que a calidad de materiales se refiere. En este sentido, vehículos como el Renault Captur o el Nissan Juke son superiores, aunque no presumen de la buena relación calidad-precio que ofrece el Vitara.
Partiendo de la base que es un SUV pequeño y que por tanto no debería tener un espacio exagerado en la segunda fila de asientos, lo cierto es que el Vitara garantiza una correcta comodidad tanto de piernas como de cabeza en sus habitáculos traseros. La plaza central, eso sí, es más pequeña y por tanto está enfocada a usuarios de talla pequeña, más bien niños pequeños, ya que con el túnel de transmisión, la movilidad de las piernas es ciertamente reducida. Por otro lado, los asientos pueden pecar de ser algo rectilíneos, es decir, que no terminan de amoldar bien toda la espalda del pasajero.
El Vitara dispone en el interior de su maletero de 375 litros de capacidad, uno de los espacios más profundos de todo el segmento y con el que supera a rivales directos como el Renault Captur, el Peugeot 2008 o el nuevo Hyundai Kona. De sus competidores, el único que le supera con algo de claridad es el nuevo Citroën C3 Aircross, que logra una capacidad de 410 litros, más de 30 litros con respecto a un Vitara que presume de ser uno de los SUV del segmento B más espaciosos en este sentido.