Motor Mazda CX-30

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Opinión de Mazda CX-30

Mazda tomó un rumbo completamente diferente en sus motores. Cuando todo el mundo empezó a apostar por el downsizing, la marca japonesa siguió confiando en motores de alta cilindrada y atmosféricos. La gama se compone de un motor de gasolina con tecnología Mild-Hybrid y otro diésel, aunque el más esperado llegará próximamente, el Skyactiv-X de 180 caballos, un motor de gasolina que funciona por combustión, como un diésel.

Todas las versiones se pueden combinar con un cambio manual o automático de seis velocidades y con tracción delantera o total.



Motor de gasolina del Mazda CX-30

En este caso, tenemos un motor de cuatro cilindros atmosférico de 2.0 litros que entrega 122 caballos y 213 Nm de par, a partir de las 4.000 vueltas. Este motor se apoya en la tecnología Mild-Hybrid o micro-híbrida. Un sistema eléctrico de 24 voltios alimenta un motor eléctrico que actúa como generador y motor de arranque, recuperando la energía de las desaceleraciones. De esta forma, consigue reducir el consumo, hasta una media de entre 6,2 y 6,8 litros, según sea con tracción delantera o total. También declara 141-153 gr/km de emisiones de CO2. Gracias a este sistema Mild-Hybrid, el SUV de Mazda luce la etiqueta ECO.



Motor diésel del Mazda CX-30

El motor diésel es un bloque 1.8 turboalimentado que desarrolla 116 caballos y 270 Nm de par, entre las 1.600 y 2.600 vueltas. Anuncia un consumo medio de 6,2 litros y unas emisiones de CO2 de entre 135 y 150 litros.




Conducción del Mazda CX-30

El Mazda CX-30 es un SUV familiar y, por tanto, está enfocado claramente hacia una conducción muy confortable. El tacto de la conducción dista mucho de ser deportivo. El ajuste de las suspensiones más bien blando, la ausencia de ruidos en el interior, la comodidad de los asientos, el espacio a bordo, el buen funcionamiento de la climatización… todo está hecho para ofrecer una experiencia de conducción agradable y realizar largos viajes sin notar el paso de los kilómetros.


Independientemente de si equipa el motor diésel o de gasolina, el funcionamiento siempre es muy lineal, apenas se notan ruidos y vibraciones en el interior. Al ser atmosférico, al motor de gasolina parece que le falte fuerza en momentos puntuales, como adelantamiento o subiendo una pendiente. Esto obliga a jugar con el cambio y llevar el motor en un régimen alto para extraer los 122 caballos, lo que se traduce en un mayor consumo.

Otro aspecto destacable, no solo de este modelo en concreto, sino de la marca en general, es el excelente funcionamiento del cambio manual, con un tacto exquisito y muy mecánico, recorridos cortos y marcados. La dirección, aunque no es nada informativa, sí se nota pesada, con buen guiado y precisión.

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