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Sobrio, pero de buena calidad
El interior del Ford Mondeo difícilmente va a llamar la atención, ya que su diseño es bastante sobrio. Sin embargo, la calidad es buena, con empleo de materiales blandos en las zonas más expuestas a la vista, y otros plásticos algo más duros en lugares más escondidos. El nivel de ajustes es bastante alto, aunque zona alrededor de la pantalla del navegador ofrece un aspecto algo más pobre que desentona con el resto. Los asientos delanteros son muy cómodos y tienen un cierto tacto deportivo. El reglaje eléctrico permite que encontrar la postura idónea de conducción sea muy fácil. El cuadro de instrumentos tiene un diseño bonito pero el ordenador de a bordo incluye una gran cantidad de información, que puede obligar al conductor a apartar demasiado la vista de la carretera.
Uno de los puntos fuertes del Mondeo es el espacio que ofrece a los ocupantes. Tanto en las plazas delanteras como en las traseras, la amplitud es realmente buena, gracias a la mayor distancia entre ejes, que llega hasta los 2’85 metros. A pesar del diseño del techo, bastante bajo, un adulto alto no tendrá problemas para viajar cómodo, sin tocar en ningún momento el techo con la cabeza. El espacio para las piernas es holgado y la plaza central es muy utilizable, gracias a un respaldo muy cómodo y al buen espacio para los pies.
El espacio es bueno pero no exagerado. Cuenta con 550 litros de capacidad, aunque si optamos por equipar al Mondeo con una rueda de repuesto, en lugar del kit reparapinchazos, el volumen se reduce a 540 litros. El Volkswagen Passat, a quien el Mondeo pretender plantar cara, cuenta con 586 litros.