Un Audi más, sin sorpresas
Si por fuera destaca por tener unas formas que sorprenden con respecto al resto de todoterrenos de Audi, por dentro esto no ocurre en absoluto: el habitáculo es muy similar al de otros modelos como el A3 o el Q3, en lo que a disposición de los mandos o calidad de los materiales supone. Esto supone un punto a su favor, pues el interior de todos los Audi actuales cuenta con un acabado de alta calidad en cada uno de los segmentos donde pelea cada modelo.
Así pues, las opciones de infoentretenimiento son similares a las de otros Audi del mercado, tanto en materia de navegación como en conectividad o radio. Eso sí, la pantalla sobre la que se centra la consola central no está inserta a la altura del volante como en otros modelos del Grupo Volkswagen, sino que está colocada más cerca de la visión periférica del conductor y tiene el tamaño de una tablet. Algo similar a lo que tienen los BMW y Mini – su rival más directo con el Countryman.
El habitáculo en sí parece similar al del A3 a primera vista, pero la realidad es que hay algo menos de espacio para los ocupantes de la fila trasera, no tanto en la altura para las cabezas pero sí para las piernas (sobre todo para pasajeros altos), incluso con los asientos traseros más elevados de lo normal. Pese a ser un todoterreno, es curioso observar que la posición de conducción no está tan elevada como en otros modelos, acercándose a un hatchback en gran medida.
El maletero de este crossover llega hasta los 405 litros de espacio (1.050 si se abate la fila de asientos trasera), una cifra que le coloca por encima de una buena cantidad de rivales directos en el mercado como el Opel Mokka X (356 litros), el Fiat 500X, el Mazda CX-3 (ambos con 350 litros), el Peugeot 2008 (360 litros) o el Suzuki Vitara (375 litros). Es cierto que el Mini Countryman logra batirle con sus 450 litros, aunque a esto ayuda a que haya crecido en su versión de 2017 en 20 centímetros.