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Una berlina premium, muy cómoda y confortable
Lexus puso a la venta este mismo año la actualización del IS, lanzado en 2013. Este restyling en la mitad de su vida comercial afecta principalmente a algunos retoques estéticos, equipamiento y detalles en el interior, ligeros cambios que permiten a la berlina japonesa seguir arañando clientes a la hegemonía alemana en el segmento. Sus rivales directos son, precisamente, el BMW Serie 3, el Audi A4 y el Mercedes-Benz Clase C, al que podemos añadir, desde Suecia, el Volvo S60, que también será renovado en unos meses y, desde el Reino Unido, el Jaguar XE.
La forma que tiene Lexus de atraer al pública es sencilla: mediante el diseño. A algunos puede gustar y a otros no, pero nadie puede dudar de que los diseñadores nipones han hecho todo lo posible por ofrecer un producto diferente. Efectivamente, el IS está lleno de detalles curiosos, como la parrilla frontal, en forma de doble punta de flecha, característica de la marca, junto con los nuevos faros, ahora más rectos, y la bonita luz diurna LED en forma de L que inicia el trazado de una elegante línea curva que recorre todo el bajo del lateral y se fusiona con las ópticas traseras. Éstas son muy alargadas y ocupan buena parte de la tapa del maletero. Completa la zaga un difusor con doble salida de escape.
Esas líneas llamativas y originales contrastan con unas proporcionas muy clásicas de la carrocería y con un interior bastante sobrio, aunque muy bien hecho, con un nivel de ajustes exquisito y una sensación de calidad muy elevada. El espacio para los pasajeros no es muy generoso, sobre todo, en las plazas traseras, y el maletero tiene una capacidad inferior a sus competidores alemanes, aunque hay que tener el espacio que resta la batería del motor eléctrico.
El IS está disponible con un único motor híbrido, compuesto por un bloque de gasolina 2.5 y otro eléctrico que entregan conjuntamente 223 caballos. Es una potencia suficiente para empujar a esta berlina, pero no esperemos encontrar en ella sensaciones deportivas. Tiene un chasis muy bien trabajado, pero el cambio automático de variador continuo CVT le resta eficacia. En cambio, es un coche muy cómodo, silencioso y con una calidad de rodadura superlativa, con unos consumos que se acercan a los de un motor diésel.