El anti-Prius
Al Toyota Prius le ha salido un duro competidor que ha aterrizado en el mercado español con ganas y argumentos para ser el nuevo referente dentro de los híbridos compactos: el Hyundai Ioniq hybrid. Un diseño muy refinado y atractivo, tres niveles de equipamiento que ya desde la base pueden conquistar a más de uno y un comportamiento general que ha sorprendido debido a que se trata de la primera incursión de Hyundai en este segmento. Es cierto que el Prius lleva mucho tiempo y que su estela la van a seguir muchos otros coches, pero el mérito del Ioniq no hay que desmerecerlo en absoluto.
Por fuera, el diseño del Hyundai Ioniq híbrido te entra por los ojos y la gama de colores en la que se ofrece es muy variada. Tiene elementos curiosos como el alerón trasero, que en contrapartida quita un poco de visión en la parte trasera o las llantas de aleación de 17 pulgadas en los acabados superiores. En el interior del Ioniq, el dinamismo también está presente gracias a unas terminaciones elegantes y modernas que son superiores a las de sus rivales. Lo mismo sucede con el sistema de infoentretenimiento, ya que su pantalla de 7 pulgadas es más grande y su funcionamiento también mejora al resto al resultar más intuitiva.
Al volante, la posición de conducción no es la habitual y hay que acostumbrarse a ella. El cambio de doble embrague del Ioniq es de lo mejor del mercado y se puede conducir como un coche normal. Dispone de un sinfín de asistentes de seguridad que le han hecho obtener una calificación muy alta en el test EuroNcap. Suspensiones más agradables que en otros modelos y una dirección muy precisa terminan de configurar unas prestaciones que hablan muy bien de las posibilidades que ofrece el Ioniq. No todo son buenas palabras, ya que también hay matices en los frenos, cuyo funcionamiento es difícil de intuir así como el funcionamiento del motor eléctrico del Ioniq, que debería tener mayor presencia.