Monovolumen a precio de derribo
Los prejuicios que se fundan en torno a los monovolúmenes que, como el Ford Tourneo Courier, derivan de vehículos industriales, están completamente fuera de lugar. Tanto el representante americano como sus rivales -Fiat Qubo, Peugeot Bipper o Citröen Nemo- representan los argumentos necesarios para que un monvolumen siga teniendo sentido en la vida de los conductores. Estos vehículos se caracterizan por una relación calidad-precio sinigual, un espacio en el maletero suficiente para que tanto el conductor como los pasajeros porten su equipaje y una practicidad de la que no presumen aquellos SUV que supuestamente amenazan con quedarse con esta parte del pastel.
El pequeño de la saga Tourneo apenas supera los cuatro metros de longitud, pero consigue aglutinar en toda su estructura el espacio suficiente para que todos los pasajeros se sientan cómodos en cualquier desplazamiento, lo que incluye también viajes de larga duración. A nivel práctico es muy difícil encontrar coches que ofrezcan lo que ofrece el Tourneo Courier a un precio tan competitivo, por lo que es una opción muy a tener en cuenta para aquellos padres de familia que buscan un coche competente sin tener que rascarse el bolsillo en demasía.
La gama de motores tanto diésel como gasolina es suficiente para llevar cruceros de 120-130 km/h, lo que se necesita para hacer desplazamientos largos sin que el confort se vea perjudicado. No todo son flores, ya que el Ford Tourneo Courier, pese a sus recientes lavados de cara, sigue siendo un coche que no destaca precisamente por su atractivo tanto exterior como interior. A nivel de asistentes de seguridad va algo justo, aunque nunca te sentirás desprotegido con él. Es un vehículo que cumple a rajatabla la máxima de tener mucho pareciendo poco.