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Con armas para dominar
El lema lo deja bien claro: Upgrade to First Class. El Ford Galaxy ha dejado atrás la imagen y el comportamiento de un monovolumen de 7 plazas tosco para verse desbordado por el dinamismo y la eficacia de su tercera generación, que vio la luz en 2015. Unos cambios muy profundos que se perciben en el interior, ya que por fuera no cambia mucho su aspecto a excepción de una parrilla delantera nueva y unos faros adaptados para emplear tecnología LED. Actualizaciones que no tienen otro objetivo que mantener la filosofía del monovolumen tradicional al mismo tiempo que busca ser una alternativa igual de moderna que los nuevos y futuristas Renault Espace y Peugeot 5008.
Y es lo que ha conseguido el Galaxy es tener una imagen tan robusta como la de un Volkswagen Sharan o un Seat Ahlambra junto al empaque tecnológico de un C4 Picasso. Todo ello con una gama de motores amplia y de variado recorrido que se adapta a las exigencias que demandan los conductores de este tipo de vehículos, incluso con espacio para los más 'deportivos', gracias a la mecánica biturbo de 210 CV o el EcoBoost de 240.
En el habitáculo toca olvidarse de la jungla de botones para dar la bienvenida a un espacio mucho más diáfano y elegante encabezado por su navegador de 8 pulgadas y tecnología TFT que viene completamente de serie. Materiales que pueden ser suficientes o más lustrosos en función del acabado que se escoja, aunque todos ellos coinciden en una máxima clara: dotar del máximo confort posible al conductor y sus acompañantes.
Pasos adelante que también llegan en materia de seguridad gracias a los renovados asistentes con lo último del segmento, desde cámaras de visión trasera en ambos frentes hasta todo un sistema de suspensión y dirección adaptativo que enriquece sobramanera la conducción de un Galaxy que ahora sí tiene las armas suficientes para buscar la cima de su segmento.