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Más espacioso y tecnológico que nunca
El interior del Ford Focus 2019 ha ganado mucho en ergonomía, con respecto al modelo precedente. Esto se debe a la reducción radical de botones en la consola central y a una mejor distribución de los mismos. Y también porque ahora luce una pantalla táctil de 8 pulgadas que aglutina diversos sistemas. Un aspecto positivo es que la climatización se gestiona no desde la pantalla sino con unos mandos físicos ubicados en la zona inferior de la consola.
El diseño del salpicadero también está más conseguido que en la generación anterior, con líneas más horizontales, y todos los mandos están a mano. Sin embargo, aunque la sensación de calidad, en general, no es mala, hay algunos detalles perfectamente mejorables y que no se encuentran en algunas alternativas. Hay superficies blandas, como la parte superior del salpicadero, los paneles de las puertas y los guarnecidos. El tacto de los diferentes botones es bueno.
Pero hay otros plásticos más duros, como en la consola central, que no da la sensación de mucha calidad y que, incluso, crujen un poco en circulación. También hay algunos detalles de mal ajuste, como la separación que hay entre el guarnecido del techo y el parabrisas o la consola entre los asientos delanteros, muy blanda y fácil de mover con los dedos.
La habitabilidad a bordo ha aumentado, gracias al incremento de la distancia entre ejes, que ahora es de 2,70 metros. En general, la sensación es de mayor amplitud, respecto al Focus anterior. En las plazas traseras se va muy cómodo, si bien, el diseño descendente del techo penaliza un poco la altura, aunque una persona de estatura normal no tendrá problemas.
El espacio del maletero del compacto de Ford es también mayor que antes. Ahora cubica una capacidad de 375 litros, una cifra no extraordinaria pero que lo sitúa en la media del segmento. Sus formas son muy aprovechables y está equipado ganchos, argollas y una trampilla en el respaldo de la banqueta posterior.