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Sin navegador de serie
Pese a no disponer de los últimos gadgets en seguridad de Ford, el B-Max consiguió las cinco estrellas en su test EuroNcap relativos a su versión de 2012. Sin duda uno de los puntos que mejor hablan de este monovolumen en materia de seguridad es su protección a pasajeros adultos, de un 92% -mejor incluso que el S-Max-, aunque la protección a pasajeros infantiles tampoco está nada mal (84%). Por otro lado, la protección a peatones es algo más discreta y se queda en un 67%, mientras que los asistentes de seguridad alcanzan el notable con un 71%, un área que a buen seguro mejorará cuando Ford lance la próxima actualización del B-Max.
Entre sus principales elementos de seguridad, en el acabado de serie destaca el asistente de arranque en pendiente, las luces de conducción diurna y el sensor de presión de neumáticos. Para los que adquieran un Ford B-Max Titanium, además de estos accesorios hay que sumar el control de crucero y el espejo de supervisión infantil.
Se nota que el nuevo Ford B-Max es uno de los monovolúmenes de Ford menos actualizados, sobre todo en materia de asistentes de seguridad y sistemas de infoentretenimiento. Quizás su principal talón de Aquiles sea que el navegador sólo se puede incorporar como equipamiento opcional en cualquiera de los tres acabados. Teniendo en cuenta que su precio es de los más bajos de su segmento, es comprensible que su nivel de equipamiento tampoco sea su seña de identidad.
La primera terminación disponible con el B-Max cuenta con un equipamiento suficiente, aunque sin florituras, algo que se percibe cuando conoces los accesorios que incorpora: llantas de acero de 15 pulgadas, tiradores de las puertas del color de la carrocería, puertas con sistema Easy Access, faros antiniebla delanteros, sistema de repostaje sin tapón, faros delanteros con luces de conducción diurna (halógenos), volante de cuero de tres radios, radio CD con MP3, conector auxiliar y USB/Ipod, climatizador manual, elevalunas eléctricos delanteros y traseros, ordenador de a bordo, indicador de cambio de marcha óptimo, ajuste longitudinal de asientos delanteros y en altura en el caso del asiento del conductor, ESP, asistente de arranque en pendiente, sensor de presión de neumáticos, anclajes ISOFIX en los asientos y cierre centralizado.
Como suele ocurrir con casi todos los Ford, el acabado Titanium es el que dispone de una mejor relación calidad-precio. En el caso del B-Max es un acabado que incluso se antoja más inteligente que el Colourline. Suma de serie los siguientes elementos: llantas de aleación de 16 pulgadas (de 17 como opción), parrilla frontal en negro brillante con contorno cromado, luces de conducción diurna tipo LED, pomo de la palanca de cambios forrado en cuero, sistema de radio CD con MP3 y sistema SYNC (pantalla de 3,5 pulgadas, manos libres Bluetooth con V2C y Asistente de Emergencia), climatizador automático, control de crucero, espejo de supervisión infantil, consola central tipo Premium, ajuste lumbar para el asiento del conductor, asientos traseros con reposabrazos central escamoteable y sistema Auto Start Stop.
Si entiendes lo que significa Colourline, ya te harás una idea de la principal diferencia que tiene este acabado, que no es otra que aportar algo de cuidado estético en un monovolumen pequeño y de diseño compacto. Sus diferencias respecto al acabado Titanium son las siguientes: llantas de aleación de 16 pulgadas con los radios en Rock Metallic, espejos retrovisores exteriores en color negro con intermitentes integrados, cristales traseros tintados, techo pintado en negro, spoiler trasero del color de la carrocería, pomo de la palanca de cambios con tacto suave y con inserciones cromadas, volante de cuero multifunción (con inserciones en negro brillante y cromadas).