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Potencia, clase y espíritu de aire libre
El Ferrari 488 Spider es un coche que, como ocurre con casi todos o todos los Ferrari habidos y por haber, se hace notar donde quiera que esté, sea por sus formas espectaculares, por sus habituales tonos vibrantes (empezando por el mítico Rosso Corsa) o por un sonido brutal. El 488 Spider es todo eso y además le añade que es un deportivo descapotable. Algunos de los rivales a los que se enfrenta al mercado son el Mercedes-Benz AMG GT o el Porsche 911 Turbo.
El 488 es el sucesor directo del 458 Italia y se nota casi en todas las esquinas, pues en términos de diseño es bastante similar: una figura esbelta, muy ancha (casi dos metros sin contar con los retrovisores) y muy bajo, pues apenas supera el metro veinte de altura con respecto al suelo. Cuenta con un capó bastante amplio y unos faros delanteros muy afilados y alargados, más aún que los del 458 Italia, terminando en una gran parrilla frontal con dos uniones en el centro, como el morro de un Fórmula 1.
La silueta general es la de un deportivo con todas las de la ley, con una cabina al estilo de un caza de combate y unas puertas que casi parecen pontones, tanto por su tamaño como por tener una gran entrada de aire junto a las ruedas traseras. Por detrás se destaca el logotipo del Cavallino Rampante y dos faros traseros redondos y pequeños. Como su antecesor, destaca que se ha evitado el uso de grandes alerones como utilizan algunos de sus rivales.
Como ya ocurriera con el 458 y con muchos otros deportivos de Ferrari, el 488 (aunque en su versión coupé, claro) se ha utilizado en competición, sobre todo en carreras de GT y de resistencia como las 24 Horas de Le Mans. En el Mundial de Resistencia existen varios pilotos de gran nivel que utilizan el 488, como es el caso del ex piloto de Fórmula 1 Giancarlo Fisichella, el español Miguel Molina, Tony Vilander o Sam Bird, entre otros.