Como bien señalan en la prueba de Autobild, Citroën se merece un aplauso por el simple hecho de atreverse a resucitar un vehículo tan de nicho como era el Mehari, haciéndolo todavía más concreto con su motor eléctrico y todo lo que eso conlleva.
Su comportamiento y prestaciones no son las de un coche que en un principio está concebido como un capricho para aquellas familias que quieren tener un coche en su segunda residencia de playa y con el que sus hijas o hijos presuman delante de sus amigos. Citröen lo sabe y todo lo que ha introducido lo ha hecho pensando en este target de público tan poco numeroso, junto con las empresas de turismo o alguna compañía hotelera .