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Lujo y sofisticación en forma de SUV
Audi actualizó el verano pasado la segunda generación del Audi Q7, un SUV grande de 5,05 metros de largo y, por tanto, rival del BMW X5, Mercedes-Benz GLE, Volvo XC90 o Land Rover Range Rover. Este lavado de cara afecta, principalmente, a su equipamiento.
El diseño del nuevo Audi Q7 ha variado poco, en relación al modelo que salió en 2015. Presenta unos faros ligeramente rediseñados, más estrechos y con una nueva gráfica LED. La parrilla tiene unas lamas verticales cromadas y aporta una imagen más todoterreno. También son nuevos los paragolpes, los faldones laterales y ofrece nuevos juegos de llantas. En la zaga, los principales cambios están en el listón cromado que une las ópticas y un nuevo difusor más aerodinámico.
Sin embargo, el interior del SUV de Audi sí ha cambiado notablemente, porque incorpora el diseño del salpicadero de los últimos modelos de la marca, y que fue estrenado por el A8. Un salpicadero presidido por dos pantallas táctiles de gran calidad y un cuadro de instrumentos también digital. La calidad de los materiales es superlativa y el espacio para los pasajeros no ha cambiado, siendo excelente y con la posibilidad de tener siete plazas. El maletero ofrece 865 litros de capacidad en configuración de cinco plazas.
Bajo el capó, puede albergar dos motores diésel de seis cilindros, con 231 o 286 caballos, asociados a un cambio automático de convertidor de par y ocho relaciones. Ambos motores cuentan con un sistema de hibridación ligera, mediante un sistema eléctrico de 48 voltios.