Mantiene la línea de la marca
El SUV compacto Toyota RAV-4 cuenta con un interior serio, con una imagen que busca más la funcionalidad y la ubicación simple de cada función al volante. Siendo el tipo de vehículo que es no sorprende la cantidad de espacio disponible tanto delante como detrás, aunque con la batería bajo los asientos y los motores eléctricos en cada eje Toyota ha conseguido que no se sacrifique espacio para los pasajeros.
El sistema de infoentretenimiento debería ser familiar para todo aquel que haya conducido un Toyota ya que es el mismo que utilizan en la actualidad el Toyota Auris, el Toyota Yaris o el Toyota Prius (si bien la apariencia en este último varía al ser el modelo nuevo). Las funciones que ofrece se encuentran en un alcance fácil y muchas de las opciones están situadas en el volante o cerca de él (el mismo que en otros modelos aunque de mayor tamaño), por lo que para operar con el coche no hay que desviar la mirada (salvo en caso de manipular la pantalla táctil de siete pulgadas).
Siendo un SUV compacto con 1,845 metros de ancho – por encima de la media en su segmento – el espacio para pasajeros es una de las menores preocupaciones. En los asientos delanteros hay espacio más que suficiente para conducir sin agobios mientras que en los traseros el espacio tanto para la cabeza como para las rodillas es sobrado. Además ha crecido en cuatro centímetros con respecto a la generación anterior, alcanzando los 4,605 metros de largo.
El maletero del crossover nipón tiene una capacidad de 547 litros cúbicos, colocándose por encima de una gran cantidad de rivales de su segmento como el Ford Kuga (456 litros), Subaru Forester (505 litros), Land Rover Discovery Sport (541 litros), Volvo XC60 (495 litros) o el BMW X4 (500 litros). Ahora bien, varios son los coches que le superan en este ámbito como el Volkswagen Tiguan (615 litros), el Volkswagen Golf Alltrack (605 litros) y los de mayor maletero de todo el segmento, el Skoda Kodiaq con 720 litros y el Peugeot 5008 con sus 780 litros.