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Una berlina confortable con prestaciones de superdeportivo
Tesla no es la única marca que ofrece una alternativa a los vehículos tradicionales con motores de combustión, pero sí la que permite realizar largos viajes de manera 100% eléctrica, sin consumir una sola gota de combustible y, por tanto, sin contaminar absolutamente nada. Y el Model S es el segundo vehículo de la marca norteamericana de producción en serie que llega a España, después del Roadster, en 2011. Mide 4’97 metros y no tiene ningún rival directo, ya que no hay otro coche de propulsión eléctrica equivalente en el mercado. Por tamaño, se puede comparar con berlinas de lujo como el Audi A8, el BMW Serie 7 o el Mercedes Clase S. Por el estilo coupé de su carrocería, encaja más entre modelos como el Porsche Panamera, el Maserati Ghibli o un BMW Serie 6 Gran Coupe.
El Model S se caracteriza por una atractiva línea coupé que recuerda ligeramente a otras berlinas deportivas europeas, como el Jaguar XF. Ahora, cuatro años después del inicio de su comercialización, ha recibido un ligero lavado de cara. En el frontal ya no luce la parrilla de antes, que simulaba la parrilla del radiador de cualquier vehículo convencional. Esto no es necesario en un coche eléctrico, así que el Model S prescinde de ella. Los faros lucen ahora una nueva firma luminosa LED, aunque el diseño no varía demasiado con el modelo de 2013.
En la vista lateral destaca, especialmente, la caída del techo hacia la zaga, dotando de ese aspecto deportivo y coupé al Model S, y unas llantas que pueden ser de hasta 22 pulgadas. La parte trasera presume de un enorme portón, que permite acceder al maletero con mucha comodidad, y unas ópticas grandes y horizontales, unidas por un grueso elemento cromado que embellece el conjunto.
Una vez dentro del Model S, el elemento en el que se centran todas las miradas es la imponente pantalla de 17 pulgadas que gobierna el salpicadero y, prácticamente, todo el habitáculo. Desde ella se puede controlar absolutamente todos los parámetros del vehículo. Pese a ser un coche de casi 5 metros, no es especialmente amplio en su interior, sobre todo, en las plazas traseras, donde la escasa altura del techo resta espacio para la cabeza y no son unas plazas con suficiente espacio en anchura.
Al tratarse de un coche eléctrico, las sensaciones al volante distan mucho de las de cualquier vehículo con motor térmico. Es increíble el silencio que se siente a bordo de Tesla Model S, ni siquiera se perciben ruidos procedentes del coche del viento con la carrocería ni de la rodadura de los neumáticos cuando viajamos por autovía. Otro aspecto destacable de esta berlina es la capacidad de aceleración que ofrecen sus motores eléctricos, a la altura de los mejores súper deportivos del momento.