Ford ha trabajado muy bien a la hora de aclimatar el Edge para el mercado y conductores europeos. Es un SUV compacto muy equilibrado que responde prácticamente a las exigencias de todos los usuarios que apuestan por esta categoría de coches. Funcionalmente es uno de los mejores, sobre todo en lo que tiene que ver con el espacio en el habitáculo y también desde la perspectiva estética, más aún en las opciones más deportivas, muy atractivas para el ojo humano.
Al tratarse de la primera versión diseñada para el 'Viejo Continente', todavía tiene algunas cosas que mejorar que con el tiempo irán puliéndose, como por ejemplo el tacto de la dirección cuando quieres exprimir todo su potencial o algunos materiales del salpicadero en versiones más básicas. En cualquier caso, el Ford Edge es un digno rival tanto para aquellos que SUV que se postulan como las opciones más generalistas (Hyundai Santa Fe o Kia Sorento), como las alternativas premium (Audi Q5, Volvo XC60 y BMW X5).